Según el informe, los soldados españoles hacen más horas de servicio que sus colegas europeos, aunque perciben una menor remuneración económica por ellas.

El estudio compara las condiciones de vida de los soldados de Suecia, Dinamarca, Holanda, Austria, Bélgica, Hungría, Francia, España y Portugal, y estudia el grado de cumplimiento de los derechos humanos y democráticos que tienen los reclutas cuando son llamados a filas.

Mientras en España la media anual de uicidios desde 1985 ha sido de 30, en Dinamarca no se ha registrado ningún caso y en los restantes países estudiados los baremos se mantienen a bastante distancia.

Así, en Francia se produjeron 19 suicidios, en Bélgica 18, en Hungría 17, en Holanda 10, en Austria 9, en Suiza 5, en Portugal 4 y en Suecia 2.

Durante ese mismo período, en España fallecieron por accidente 182 soldados de reclutamiento obligatorio, un número altísimo en comparación con las estadísticas de los otros países.

En Sueia y Dinamarca murieron 10 soldados, en Holanda 40, en Austria 12, en Suiza 30, en Bélgica 8, en Hungría 38, en Francia 56 y en Portugal 25.

TRABAJO Y SALARIOS

Por otro lado, un soldado español trabaja 120 horas semanales, frente a las 38 de un belga, las 40 de los portugueses y holandeses, las 44 de los húngaros y las 48 que realizan suecos y suizos. Sólo Francia se aproxima a España, con 100 horas de trabajo.

La diferencia entre trabajo y salarios es aún mayor, excepto en el caso de Suiza, enel que no perciben ninguna remuneración económica porque las empresas en las que trabajan siguen pagando al soldado su sueldo laboral.

En España, el salario medio es de 1.000 pesetas, mientras que en Dinamarca asciende a 162.000. Los suecos perciben 19.600 pesetas, los austriacos 17.900, los belgas 11.200, los franceses 8.400, los holandeses 4.900 pesetas, los lusos 3.900 y los húngaros 2.300.

Aparte de estas diferencias, el informe señala que en nuestro país no hay libertad de expresión en los carteles, que sólo es permitida en Suecia, Dinamarca, Holanda, Suiza y Bélgica. Tampoco está reconocido el derecho de asociación ni la libertad religiosa.

España tiene el record en cuanto a declaraciones de objeción de conciencia, con 13.500 casos desde 1985. Esta cifra contrasta con las 2.900 de Suecia, las 1.200 de Holanda, las 4.050 de Dinamarca, las 3.500 de Austria, las 600 de Bélgica, las 300 de Hungría, las 4.200 de Francia y las 2.200 de Portugal.

Sin embargo, en esos años sólo desertaron n España 800 soldados, frente a los 5.000 jóvenes que lo hicieron en Francia (en esa cifra están incluidos insumisos y prófugos), 1.500 en Bélgica, 600 en Holanda, 475 en Austria, 300 en Portugal, 40 en Dinamarca y 5 en Suecia y Suiza.

CONDICIONES DE VIDA

España tampoco reconoce una compensación financiera para los soldados de reclutamiento obligatorio al reincorporarse a la vida civil ni computa el tiempo de prestación del servicio militar como laboral para acogerse al subsidio de desempleo.

Iualmente, a los soldados españoles no les está permitido negociar con las autoridades militares la mejora de sus condiciones de vida en los cuarteles, ya que la seguridad e higiene en los mismos compete exclusivamente a las autoridades militares.

El estudio señala que en España el lugar de destino de los soldados suele estar alejado de su domicilio familiar, hecho por el que no obtienen ninguna compensación económica. Disfrutan una media de 35 a 56 días libres, al igual que los franceses y austriacos. Los suecos, lusos y suizos tienen libres de 56 a 91 días y los soldados de Dinamarca y Holanda disfrutan entre 91 y 147 días de permiso.

Las autoridades militares españolas tampoco reconocen la existencia de violencia en los cuarteles entre los soldados ni entre éstos y sus superiores.

Para solucionar todos estos problemas, y teniendo en cuenta el proceso de unificación europea, la ECCO propone que todos los estados asuman una Carta Social de los Derechos del Soldado de Reemplazo europea.

Con esta carta, que ha sido asumida por la Oficina del Defensor del Soldado (ODS) española, pretende conseguir que los reclutas tengan reconocidos los derechos humanos y democráticos, unas condiciones económicas y de trabajo aceptables, y que tengan garantizada la dignidad humana.

La ODS afirma que comparando los puntos recogidos en esta carta social con la actual legislación española, "se hacen patentes las abismales diferencias existentes entre los derechos reconocidos a los soldados en nuestro pas y los planteamientos reivindicativos en los ejércitos europeos".