El informe, que tuvo un precedente cinco años atrás, revela que la situación ha empeorado respecto a 1998, pese a que entonces era mala.

Si en 1998 fumaba algún usuario en el 44% de los espacios donde está prohibido, hoy lo hace el 46%, y e algunas ciudades se llega hasta el 67%. Y si entonces la actuación de los empleados cuando les interpelaban los técnicos de la revista porque veían a gente no respetar la prohibición era incorrecta en el 82% de los casos, en la actualidad llega al 95%.

Es muy revelador que el respeto a la norma varía mucho según la naturaleza del sitio público, ya que dice mucho de la tolerancia social en relación al acto de fumar. Así, se fuma en todas las universidades visitadas, en todas las estaciones de autobuse y en casi todas las de tren, y en todos los aeropuertos.

Se fuma, sin tener autorización, en la mitad de los ayuntamientos, diputaciones o gobiernos autonómicos, y en el 42% de los institutos de enseñanza media.

Pero lo que es alarmante es que se fume en uno de cada tres hospitales y en tres de cada diez gasolineras, donde está prohibido por razones de seguridad.

No obstante, la permisividad era mucho mayor en unas ciudades que en otras. Donde más, en Santander, Barcelona, Alicante y San Seastián. En cambio, Pamplona registró un grado de respeto a los no fumadores muy superior al resto.

El análisis de "Consumer" denuncia también que en muchos de los espacios públicos "libres de tabaco" no se señaliza la prohibición e incluso en algunos, como estaciones, aeropuertos, universidades y gasolineras, se puede comprar tabaco.