Biodiversidad

España tiene 450 especies de aves reproductoras en primavera, ocho de ellas únicas en el mundo

- Según un nuevo atlas de SEO/BirdLife

- La cerceta pardilla, el urogallo cantábrico y el alcaudón chico pierden presencia en 20 años

MADRID
SERVIMEDIA

España cuenta con 450 especies de aves reproductoras en primavera, de las cuales ocho son únicas en el mundo y otras 10 a escala europea, y 32 aportan más del 75% de la población europea en territorio español.

Así se recoge en el III Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España, elaborado por SEO/BirdLife y presentado este jueves en un acto en el Jardín Botánico de Madrid por Asunción Ruiz, Juan Carlos del Moral y Blas Molina, directora ejecutiva, coordinador de Ciencia Ciudadana y técnico de Ciencia Ciudadana de la organización, respectivamente. La obra puede consultarse online en la web ‘atlasaves.seo.org’ y ha sido fundamental para el último Libro Rojo de las Aves de España, recién publicado.

El primer Atlas de Aves Reproductoras en España abarcó el periodo entre 1975 y 1995 y fue publicado en 1997. Su unidad de muestreo se basada en los tradicionales mapas 1:50.000 del Servicio Geográfico Nacional o Centro Geográfico del Ejército.

El segundo comprende entre 1985 y 2002, y fue publicado en este último año. Entonces, por primera vez se empleó un reticulado de cuadrícula UTM de 10x10 kilómetros, que es una unidad de muestreo ya estandarizada a escala europea.

La tercera edición incluye 2.182 mapas, 931 gráficas y 230 tablas, que muestran una fotografía actual de la distribución de las aves reproductoras en España y su estado de conservación, gracias al trabajo realizado durante más de cinco años por más de 3.400 colaboradores.

El III Atlas divide el territorio nacional en 5.600 cuadrículas de 100 kilómetros cuadrados, analiza la presencia de aves en cada una de ellas y comparando datos con el anterior atlas. Por tanto, en un número importante de casos, los resultados del nuevo atlas de SEO/BirdLife suponen una fotografía de la progresiva desaparición de algunas de las aves en peor estado de conservación.

AMENAZAS

La investigación desvela el efecto que el cambio climático ejerce sobre la biodiversidad al originar cambios de distribución de especies y el impacto de la transformación del campo por actividades humanas como la intensificación e industrialización de la agricultura y ganadería o un despliegue desordenado de las energías renovables, con proyectos planteados sobre las escasas cuadrículas donde sobreviven algunas de las especies amenazadas de España, según SEO/BirdLife.

El Atlas fotografía la progresiva desaparición de algunas aves en peor estado de conservación. Por ejemplo, la cerceta pardilla -catalogada en peligro crítico- desaparece en el 52% de las cuadrículas en las que antes tenía presencia. Esta ave, presente en humedales como Doñana, ha contraído su área de distribución en un 40% en 20 años y ha desaparecido de Murcia.

El urogallo cantábrico ha reducido su presencia en bosques del norte de España en un 36% durante las dos últimas décadas. Y el alcaudón chico, otra de las especies declaradas por el Gobierno de España en situación crítica, ha desaparecido en el 67% de las cuadrículas que antes ocupaba y, en los últimos 20 años, no ha logrado ocupar ninguna zona nueva.

Además, el atlas constata la crítica situación del arao común, la gaviota tridáctila y el torillo andaluz, que podrían considerarse extintas en poco tiempo.

AVES ESTEPARIAS

Por otro lado, el atlas ofrece nueva información sobre la precaria situación de las aves esteparias -perdices, codornices, sisones...-, probablemente el grupo de aves terrestres más amenazado de la Península Ibérica, y muy afectado por la intensificación agraria, especialmente la conversión de cultivos de secano en regadío, y el desarrollo de infraestructuras energéticas en sus zonas de nidificación y alimentación.

El sisón, que próximamente verá elevada su categoría de amenaza a en peligro, ha perdido un 15% de su área de distribución en los últimos 20 años. En el caso de la codorniz común, ha desaparecido de 14% de las áreas que ocupaba hace dos décadas.

Los datos del atlas corroboran una tendencia que la comunidad científica viene observando en los últimos 20 años: los cambios en las áreas que ocupan las aves representan uno de los primeros y más evidentes impactos del cambio climático.

La subida de la temperatura global genera en la avifauna ibérica ganadores y perdedores. Por ejemplo, la curruca cabecinegra, que hace 20 años se concentraba en la mitad sur y la costa mediterránea, ha ganado 400 cuadrículas en los últimos 20 años, la mayoría de ellas en el norte, donde hasta ahora no era habitual por la gran diferencia térmica. Se ha extendido en Galicia y en la franja cantábrica, pero también en Soria, Ávila, Zamora o al sur del Pirineo. Por el contrario, el gorrión alpino –muy vinculado a la alta montaña- ha perdido 29% de su área de distribución.

Los análisis del atlas podrían estar reflejando también el impacto de la desertificación en el sur de la Península Ibérica. Puede ser un factor para que aves africanas, habituadas a este medio y a altas temperaturas, no solo hayan alcanzado el territorio de España y Portugal, sino que han podido reproducirse y expandirse con éxito.

Es el caso del vencejo moro, sin presencia hace dos décadas y que ahora ha ganado un 1.800% de ocupación, o el vencejo cafre, que gana un 132% en áreas de ocupación. El avance de otras especies, como el bulbul naranjero o el buitre moteado, certifican esta tendencia.

NUEVAS APORTACIONES

Por otra parte, una de las principales aportaciones del III Atlas es que determina que España cuenta con ocho especies endémicas, únicas en el mundo. Todas ellas se encuentran en los archipiélagos balear y canario y son la curruca balear, el mosquitero canario, la paloma rabiche, la paloma turqué, la pardela balear, el pinzón azul de Gran Canaria, el pinzón azul de Tenerife y la tarabilla canaria.

El atlas refleja el avance de la paloma rabiche (que gana un 73% de distribución) o los pinzones azules de Gran Canaria (50%) y del pinzón azul de Tenerife (33%).

Sin embargo, cinco de ellas están incluidas en el nuevo Libro Rojo de las Aves de España dentro de categorías de amenaza importantes. Concretamente, la paloma rabiche como vulnerable; la pardela balear y el pinzón azul de Gran Canaria, en peligro crítico, y el pinzón azul de Tenerife y la tarabilla canaria, en peligro. Las amenazas más frecuentes que tienen son la depredación por especies introducidas, una inadecuada gestión forestal, molestias humanas y la contaminación lumínica.

Otras 10 especies cuentan en España con las únicas poblaciones europeas, de las que siete presentan una categoría de amenaza importante, según el Libro Rojo. Son la alondra ricotí (ave esteparia que pierde un 26% y está catalogada como en peligro), la avutarda hubara (en peligro, un 19% menos), la focha moruna (en peligro crítico), la ganga ortega (vulnerable), el herrerillo canario (en peligro), el vencejo cafre (vulnerable) y el corredor sahariano (en peligro), además del zarcero bereber, el bulbul naranjero, y el vencejo moro, que no presentan amenaza grave.

(SERVIMEDIA)
31 Mar 2022
MGR/gja