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Un estudio alerta de la creciente influencia de China en Iberoamérica como amenaza para la Unión Europea y EEUU

MADRID
SERVIMEDIA

El Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-Cefas) ha presentado el Informe ‘La influencia de China en Iberoamérica’, que recoge los retos de la nueva configuración estratégica y el papel que la Unión Europa y Estados Unidos juegan en esta región. En él se subraya que China ha superado a la UE como el segundo mayor socio comercial de los Estados iberoamericanos, y es la principal fuente de financiación para algunos gobiernos como Venezuela, Ecuador o Argentina.

El estudio presenta los retos de la nueva configuración estratégica e invita a una reflexión sobre el papel que las potencias occidentales quieren jugar en una región con la que España y Europa comparten historia, cultura, idioma y vínculos que van más allá de las relaciones comerciales.

A partir de un creciente intercambio económico, y ante la falta de una política "clara" para Iberoamérica por parte de los Estados Unidos, España y el resto de Europa, China está aumentando su influencia política y cultural en la región, convirtiéndose en un modelo de referencia alternativo al occidental en un mundo cada vez más contingente. Por este motivo y "ante el retroceso del viejo continente y el país norteamericano en sus posiciones históricas como socios principales de la comunidad iberoamericana", desde el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-Cefas) se ha publicado este estudio.

Según los datos recabados por este estudio, la adquisición de soja (74%), cobre (68%), carne (43%), hierro (22%) y petróleo (10%) de Iberoamérica han protagonizado el incremento de influencia económica de China en la región. Los productos agrícolas y extractivos (minería y petróleo) lideran las exportaciones iberoamericanas; el país asiático recibe el 14% de todas las exportaciones de bienes iberoamericanos, acaparando el 34% de los recursos extractivos y el 20% de los bienes agrícolas exportados por la región, siguiendo una evolución creciente desde las dos últimas décadas.

Actualmente, con 430.000 millones de dólares de intercambio, China ha superado a la Unión Europea como el segundo mayor socio comercial de los Estados iberoamericanos, después de los Estados Unidos, y es el mayor acreedor soberano de la región y la principal fuente de financiación para algunos gobiernos como Venezuela, Ecuador o Argentina, mediante préstamos repagados o garantizados con materias primas.

INVERSOR CHINO

A partir de 2008, la política exterior de China ha buscado sumar, a la preponderancia económica, un mayor fortalecimiento político y cultural en la región. Así, China ha evolucionado de una situación de “política fría y economía caliente” a otra de “política y economía calientes” con respecto a Iberoamérica, además de haber firmado asociaciones estratégicas con los principales gobiernos iberoamericanos.

A diferencia de las instituciones financieras occidentales, Pekín no incorpora grandes exigencias financieras, democráticas o medioambientales a sus préstamos, llegando a incluir, en algunos casos, cláusulas de alineamiento político o tecnológico por parte de los países iberoamericanos con China. Aunque la inversión directa de los Estados Unidos y la Unión Europea en empresas y nuevos proyectos iberoamericanos es aún superior a la china, el gigante asiático ha incrementado en mayor medida que el resto su inversión directa en la última década, destinando el equivalente al 3% del PIB regional para sustituir a los occidentales en el control de activos estratégicos como eléctricas, puertos e infraestructuras básicas.

Como complemento a la financiación estatal, a raíz de la incorporación de la región a la ‘Iniciativa de la Franja y de la Ruta’, los cinco grandes bancos comerciales chinos, controlados por el gobierno, firmaron 62 contratos de préstamo con deudores iberoamericanos, fundamentalmente argentinos y brasileños, para la financiación de proyectos de infraestructura energética y de transporte, destacando los puertos y los proyectos ferroviarios.

Aunque el total de inversión extranjera directa en Iberoamérica (172.000 millones de dólares) de 2000 a 2021 apenas representa el 6% del total recibido por la región en dicho período, China es el inversor que más cuota ha ganado en los últimos años. El principal beneficiario de la inversión directa por parte de China en este periodo ha sido Brasil (35%), seguido de Perú (17%), Chile (12%), México (10%) y Argentina (9%).

Las infraestructuras energéticas (75% del total) y de transporte (21%) concentraron la mayor parte de la financiación que benefició, principalmente, a Venezuela (50% del total), Brasil (24%), Ecuador (14%) y Argentina (13%). Hoy, según datos de los bancos centrales y del Banco Mundial, las deudas externas de Venezuela y Ecuador con China superan el 5% de su PIB.

Estas contribuciones de dinero chino al desarrollo de la región han beneficiado también a empresas del país asiático, encargadas en múltiples ocasiones de llevar a cabo la construcción de las infraestructuras. En total, los cinco principales contratistas chinos, todos ellos de accionariado estatal, han realizado encargos por un importe que supera el 50% del total de fondos aportados por la financiación bilateral para el desarrollo de los proyectos.

(SERVIMEDIA)
28 Mar 2023
AHP/clc