Fuentes de la Ertzaintza informaron a Servimedia de que el artefacto de Sestao, que causó grandes daños materiales, estaba compuesto por el material explosivo -cloratita- y por dos dispositivos electrónicos.

Según las fuentes consultadas, uno de los dispositivos era un reloj de la marca Casio que funcionó como temporizador, mientras que el otro era un circuito electrónico que actuó como "seguro de transporte", que es el tiempo que los etarras tuvieron para montar y dejar colocada la bomba.

De las investigaciones realizadas por la Ertzaintza se deduce que la organización terrorista está utilizando estas bombas más sencillas en sus últimos atentados. Esto habría sucedido en esta acción de Sestao; en la del 11 de noviembre contra lo juzgados de Getxo; y en el del 25 de octubre contra la comisaría de la Policía autonómica en Zarauz (Guipúzcoa).

En los tres casos el artefacto utilizado es de los más sencillos empleados en los últimos años por ETA, algo que tendría que ver con el hecho de que los etarras fallaran en atentados como el que intentó el 10 de septiembre contra la Delegación de Defensa en Logroño (La Rioja).

Algo similar ocurrió en el atentado contra los juzgados de Getxo del pasado 11 de noviembre, cuando los etarras colocaron una bomba en una mochila, que estalló, mientras que falló un segundo artefacto que los terroristas colocaron en una papelera cercana.