En declaraciones a los medios tras el minuto de silencio, el jefe de la oposición trasladó el “dolor” del PP por los hechos acontecidos en este barrio valenciano y aplaudió la “solidaridad” y “coordinación” con la que trabajaron las diferentes administraciones públicas, que han sido un “ejemplo”. “No es fácil estar a la altura de las circunstancias cuando ves tanto dolor y tanta impotencia”, recalcó.

Subrayó que siguió con mucha atención la evolución del incendio en el que “Valencia ha sido toda España”, y resaltó la “profesionalidad”, el “rigor”, la “entereza”, “el cariño” y el “afecto” del pueblo español y los servidores públicos con las víctimas que “directa o indirectamente han sufrido este accidente”.

Feijóo dio así el pésame a las familias que perdieron a sus seres queridos y acompañó “en el dolor” a aquellas personas que aún tienen familiares o amigos entre los desaparecidos. Trasladó también su “solidaridad” con los bomberos hospitalizados, que “han hecho un excelente trabajo intentando salvar vidas arriesgando las suyas”, y el resto de las víctimas.

"QUEDA MUCHO TRABAJO"

Asimismo, ensalzó que la Comunidad Valenciana y el ayuntamiento hayan garantizado a las familias afectadas unos pisos de nueva construcción de protección oficial. “Dice mucho en favor” de ellos, señaló Feijóo, quien aplaudió también la recolocación de las víctimas en hoteles “desde la primera noche” y se mostró convencido de que restituirán todos los bienes materiales perdidos durante el incendio.

No obstante, a pesar de “la diligencia de las administraciones públicas”, admitió que “queda mucho trabajo” porque los siguientes días para las personas afectadas “van a ser muy duros.” “Han perdido todo lo que tienen: su casa, sus recuerdos… Y eso es lo de menos porque hay gente que ha perdido para siempre a su familia”, lamentó.

En esta coyuntura, dijo que “la familia del PP” está “a disposición y a la orden” para llevar al Congreso y al Senado las reclamaciones de las familias, y dijo que este accidente le recordó al accidente del AVE en Santiago de Compostela, donde murieron más de 80 personas.