En su aldea natal, Os Peares (Ourense), el presidente del PP llamó a “volver otra vez a recuperar la cordialidad, los acuerdos, los consensos, a construir, volver a sumar, a unir y a tender puentes en este lugar de puentes para el conjunto de los pueblos de España”. “Creo que es el momento de un cambio político en España”, defendió.

“Es el momento de la alternancia política en España, de que la democracia española pueda poner a un chaval nacido en una aldea en la Presidencia del Gobierno”, trasladó. “Es mi momento”, añadió a renglón seguido, aunque “sobre todo” sea “el momento de la democracia” y en el que cada voto de cualquier ciudadano “vale lo mismo”.

Según señaló Feijóo, esa es “la magia” del sistema democrático que tanto costó conseguir y que aseguró que defenderá “desde el principio hasta el final teniendo como texto la Constitución española y como principios los del servicio público, del interés general, de la humildad y del trabajo”.

“Creo que son buenos principios para guiarse ante cualquier eventualidad y ante cualquier dificultad”, reflexionó Feijóo, asegurando que son los qué el ha practicado y seguirá haciéndolo. Por eso quiso dar simbólicamente el pistoletazo de salida hacia el 23-J donde “todo” comenzó para él y donde conoció “los principios del trabajo, el esfuerzo y la humildad”.

Ante su familia y vecinos, recordó que el suyo es un pueblo de cuatro ayuntamientos, de dos provincias, de tres comarcas y de dos diócesis, por lo que se trata de un enclave “donde es necesario el entendimiento”. “Por eso construimos tantos puentes, para entendernos los unos con los otros, para unir lo que los ríos habían separado”, expuso.

Se refirió así a cómo han convivido en Os Peares personas que vivían en distintos ayuntamientos y lo comparó con España en general, “un mismo pueblo” que comparten personas con “acentos distintos, algunos de ellos lenguas propias”, pero que hablan “la lengua común”. En su caso, prometió seguir construyendo “esa nación diversa, plural y unida”.

Desde su pueblo, quiso empeñar su palabra: “Esté donde esté a partir del 23 de julio, seguiré estando con los pies en la tierra, valorando el esfuerzo y la humildad de la gente, teniendo la modestia y la humildad como faros fundamentales para guiar mi acción política”, garantizó Feijóo a los suyos.

Al lado de la tienda de su familia, volvió a defender que sería “bueno” tener un presidente del Gobierno que se haya criado en una aldea y conociese de primera mano “la España rural” y no solo por ir los findes de semana de escapada o por tener una segunda residencia, sino por haber “vivido, sentido y aprendido de ella”.

Feijóo, que se comprometió a no defraudar a los electores, centró su discurso en la necesidad de llegar a acuerdos en favor de todos los ciudadanos de España con independencia de su lugar de residencia. De tal manera, propuso “que nos centremos en los temas importantes” para dar solución a los problemas trazando “objetivos comunes”.

La gente, subrayó Feijóo, quiere que los políticos sean “útiles”. Por ello, reafirmó que su propósito no es otro que “trabajar para mantener lo que está bien hecho y reformar lo que es incorrecto”. Además, tuvo un guiño hacia los mayores de su aldea al decir que quiere “garantizar a los pensionistas unas pensiones actualizadas mediante un sistema sostenible”.

Igualmente, a estas personas les prometió trabajar por una asistencia sanitaria de calidad y para que los más jóvenes puedan ir a cualquier universidad con independencia de su renta, además de mejorar las infraestructuras y “acercar a las personas mediante comunicaciones férreas y viarias adecuadas”. “Es el objetivo de un gobernante”, enfatizó.

Finalmente, Feijóo prometió volver a su pueblo ya después de las elecciones generales del 23 de julio “para celebrar el resultado democrático de las urnas”. “Veremos cuál es, pero ya les anticipo que vamos a celebrarlo”, señaló el aspirante del PP a la Presidencia del Gobierno.