Feijóo explicó que son diez tareas "prioritarias que se impulsarán en los 100 primeros días del Gobierno si los españoles así quieren". Prometió que no entrará en el Gobierno "sin llevar debajo del brazo las propuestas normativas" que comenzarán por un plan de "regeneración democrática".

El plan al que aludió Feijóo buscará garantizar "contrapesos al poder" y que los "organismos del Estado se ocupen por mérito y capacidad, con controles de idoneidad y con garantías de no haber estado en política, al menos, en los últimos cinco años anteriores".

A esto sumó conseguir “medios de comunicación libres, sin censura, sin amenazas y sin insultos”. También una España "con jueces, con fiscales independientes" que tengan “acreditada profesionalidad para asegurar la separación de poderes” y una modificación de "las leyes del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional y del fiscal general del Estado" para que no haya "comisarios políticos nunca más".

Más allá de la regeneración democrática, el primer Consejo de Ministros servirá para aprobar un plan de vivienda para que se empiece a "aplicar inmediatamente". "Ya está bien de vender casas que solo son humo. Ya está bien de que quienes más fácil acceso tienen a una vivienda sean los ocupas", reprochó.

Otra de las medidas más novedosas que incluyó el presidente del PP en su discurso es una “ley de lenguas” que apostará por “la enseñanza en el idioma común en toda España”, pero “respetando todas las lenguas cooficiales”. “Todas las lenguas son de España, todas, y por eso hay que garantizar que todos los niños españoles puedan ser educados en español”, defendió.

MEDIDAS ECONÓMICAS

El líder del PP también prometió aliviar "sin excusas ni demoras" la "presión fiscal". "No hay economía fuerte si los ciudadanos están ahogados", apuntó. En este sentido, aseguró que va a "revisar cada una de las 97 subidas de impuestos que se han hecho estos años" y "bajarlos".

En el ámbito económico también declaró que “trabajar tiene que merecer la pena”, por lo que otro de sus objetivos es “aspirar a seguir subiendo el salario mínimo de la mano de los trabajadores y de acuerdo con las empresas”. No obstante, reconoció que el objetivo “más ambicioso” y “difícil” es “subir el salario medio”.

Otro de los asuntos que incluyó en sus diez medidas es la gestión de la inmigración. El líder del PP llamó a reducir la inmigración ilegal. “¿Cómo no vamos a reducir lo ilegal? ¿Cómo lo ilegal va a tener garantías? ¿Cómo lo ilegal va a tener derechos?”, afirmó. Dijo que España es un “país abierto”, pero “no un país ingenuo”, y rechazó el “discurso del odio”, pero aclaró que “eso no significa que vale todo”. Zanjó que es “bienvenido quien venga a trabajar”, pero a quien “venga a otra cosa” se le dirá con “claridad: aquí no”.

Durante su discurso también compartió que una de esas diez medidas pasará por garantizar la “seguridad” y que los españoles puedan “caminar tranquilos” por las calles. Para ello, expuso la necesidad de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tengan “recursos, reconocimiento y autoridad”.

A juicio de Feijóo España también debe “ser exigente y nunca dócil” con su política exterior y de defensa. “Se ha de tener un compromiso inequívoco con la paz y con la democracia en todo el mundo. Desde Oriente Próximo a Venezuela”, declaró.

Finalmente, Feijóo impulsará dos medidas para cumplir con la necesidad de médicos que hay en España y aprobará un “plan nacional del agua” con “visión de Estado” en el que “trabajar unidos”.