Durante su intervención en la primera de las mesas de la jornada, bajo el título 'La estrategia de ciudad', el secretario general enumeró algunos de los principales retos que deben abordar las entidades locales, como la vivienda, el equipamiento urbano, la movilidad sostenible o la regeneración urbana.

Martínez-Sicluna indicó que hay que "aspirar a espacios urbanos accesibles, seguros y amables". Además aprovechó para incidir en el desafío de la vivienda, que se sitúa ya como la primera preocupación de los españoles. Consciente del reto que supone esta cuestión, la FEMP ha empezado a trabajar en una guía de recomendaciones para una tramitación ágil en materia de vivienda, en colaboración con distintas asociaciones para dar solución a este asunto.

“En la FEMP somos conscientes de que para dar solución a un problema tan complejo como el de la vivienda es necesario avanzar poco a poco, de la mano de todas las administraciones públicas, de los distintos agentes del sector, y de la ciudadanía”, destacó.

A juicio el secretario general, en las últimas décadas se han planificado las ciudades priorizando la gran infraestructura, la velocidad y la distancia, descuidando la escala del barrio y lo más cercano; por ello, apostó por rescatar la "proximidad" como un valor urbano.

“La proximidad permite ser libre para elegir cómo queremos movernos sin depender del coche. La que facilita que los más pequeños vayan caminando al colegio, que las personas mayores salgan a pasear con autonomía, que podamos resolver las gestiones diarias en nuestro entorno sin largos desplazamientos. La proximidad es eficiencia, sostenibilidad y calidad de vida”, remarcó. En ese sentido también subrayó la importancia de reducir la contaminación limitando y restringiendo el uso del vehículo privado, fomentando el transporte público, una red segura de carriles bici y calles con velocidad limitada a 30 kilómetros por hora.

Por otra parte, puso el foco en el envejecimiento de la población y la soledad no deseada como cuestiones de enorme calado para las ciudades españolas, que obligan a romper el aislamiento y aumentar la independencia de niños y personas mayores a través de la accesibilidad universal.

Martínez-Sicluna abogó por diseñar espacios urbanos accesibles, seguros y amables, fomentando el “urbanismo del cuidado”, lo que implica garantizar que las calles cumplan con los estándares básicos de seguridad y accesibilidad: aceras continuas, pasos de peatones frecuentes y señalizados, buena iluminación y mobiliario urbano esencial.