Esta reivindicación se encuadra en un nuevo corto audiovisual lanzado por Fiet sobre la ‘Prostitución y salud mental: las secuelas invisibles de la trata con fines de explotación sexual’, en el marco de la conmemoración del Día Internacional contra la Explotación de Sexual y la Trata de Personas, que será el 23 septiembre.

La ONG afirmó que las secuelas de la trata son físicas y mentales, siendo frecuentes la ansiedad, los trastornos del sueño, la depresión y el estrés postraumático. La organización alertó de un aumento del 20% en los casos de salud mental severa entre las mujeres atendidas.

Además, la entidad recoge que el Hospital Vall d’Hebron señala que más del 60% de las mujeres en situación de prostitución presentan algún trastorno de salud mental, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).

Igualmente, Fiet recordó que un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) indica que el 68% de las mujeres en prostitución padecen estrés postraumático, superando incluso las tasas registradas en veteranos de guerra de Vietnam.

El trauma complejo, fruto de una exposición prolongada a situaciones violentas y abusivas, se manifiesta a corto plazo en forma de síntomas compatibles con el trastorno de estrés postraumático (TEPT): miedo, pesadillas, pensamientos intrusivos, disociación, irritabilidad e hipervigilancia. A largo plazo, muchas mujeres continúan presentando síntomas ansioso-depresivos y alteraciones en el sueño.

El equipo de atención psicológica de Fiet apuntó que, en su servicio, hubo mujeres que llegaron “muy asustadas, desconfiadas, con un nivel elevado de ansiedad o un estado de ánimo muy bajo”, y que, con apoyo terapéutico, han logrado ·recuperar hábitos cotidianos, confianza en sí mismas y paz mental”.

Del mismo modo, la ONG subrayó que las redes afectivas son pilares fundamentales para el proceso de recuperación, que es “desigual” en cada mujer. Este depende de factores como el tiempo de exposición a la prostitución, el nivel de violencia sufrido y la existencia de apoyo social o familiar.

Muchas mujeres carecen de una red afectiva, lo que dificulta aún más su recuperación, según denunciaron desde la entidad. En los casos en que sí existe, este apoyo puede ser un pilar “fundamental”, aunque en ocasiones también representa una carga por las expectativas poco realistas o presiones económicas que las familias ejercen sobre ellas (concretamente, en los casos de mujeres inmigrantes que envían dinero a sus países).

Actualmente, la atención psicológica específica para mujeres víctimas de trata “no está garantizada en la sanidad pública”, y las entidades sociales cubren ese vacío con profesionales especializados en trauma. La saturación de los servicios de salud mental constituye una de las principales barreras de acceso a la atención adecuada.

Desde el equipo de atención psicológica de Fiet se subrayó la importancia de la intervención temprana. Los primeros momentos tras salir de una red de explotación son “críticos” porque la mujer se encuentra confundida, con incertidumbre sobre su futuro y en una situación de extrema vulnerabilidad. En ese contexto, el acompañamiento psicosocial es “clave” junto a la terapia psicológica.