EL FISCAL PIDE 144 AÑOS DE CARCEL PARA UN CONDUCTOR DEL SERVICIO DE BASURAS QUE DISPARO CONTRA LOS CLIENTES DE UN BAR

MADRID
SERVIMEDIA

El fiscal pide 144 años y 6 meses de prisión para Eladio Gil Nogales, un conductor del serviio de recogidas de basura acusado de entrar en un bar de Madrid y disparar indiscriminadamente sobre los clientes, causando la muerte del propietario del establecimiento y heridas de distinta gravedad a otras nueve personas.

Según la acusación, Gil Nogales, que fue juzgado hoy por esos hechos, llegó alrededor de las 20,00 horas del 17 de noviembre de 1983 a la puerta del bar "Los Pepes", en la calle San Florencio, tras frenar el vehículo que conducía de modo violento.

Ante el ruido, los clientes e asomaron para ver qué había sucedido, momento en el que comprobaron que el procesado bajaba del autobús "bastante borracho", según declararon la mayoría de los testigos al tribunal.

Gil Nogales entró en el bar y quiso invitar a todos los presentes a una ronda, pero nadie le tomó en serio, e incluso el propietario le invitó a que se acomadase en una esquina de la barra para que pasara desapercibido.

La recomendación aumentó aún más su agresividad de modo que el aludido comenzó a insultar a todoslos clientes, amenazándoles de muerte, hasta que salió del local, al que volvió a los pocos minutos armado con una escopeta de cañones recortados.

Gil Nogales empezó a disparar de derecha a izquierda desde el umbral de la puerta y después entró en la cocina del establecimiento, donde se encontró con Lorenzo García García, el propietario, al que disparó a bocajarro en la cadera cuando intentó desarmarle.

Los clientes consiguieron reducir a golpes de banquetas y bates de beisbol al agresor, que queó tendido en el suelo inconsciente con diversas contusiones y una herida de cuchillo, que no se sabe quién le hizo, hasta que llegó la policía.

Lorenzo García murió como consecuencias de las complicaciones posteriores dos semanas después de los hechos, mientras que el resto de los heridos presentaban lesiones de diversa consideración en párpados, frente y oídos, lo que hizo pensar a la acusación que todos los disparos fueron dirigidos a zonas vitales.

Por su parte, el procesado declaró que recordba todo lo que hizo ese día hasta el momento en el que entró en el bar. Según su versión, había estado de caza y volvió a a Madrid por la tarde para incorporarse a su trabajo, reconociendo que bebía con frecuencia y que ese día en concreto tomó vino y güisqui.

Según el informe emitido por los médicos del caso, aunque el procesado no es un alcohólico, la cantidad de alcohol ingerida pudo conducirle a un estado de transtorno mental transitorio.

La defensa pidió la libre absolución por considerar qu los hechos no estaban del todo esclarecidos, e incluso llegó a solicitar que se investigara a los testigos por la forma tan brutal con la que redujeron a Gil Nogales.

Además, indicó que el disparo que mató a Lorenzo García ocurrió de forma accidental, en el forcejeo, y que la muerte le sobrevino como consecuencia de las complicaciones derivadas de anteriores enfermedades (la víctima padecía cirrosis y úlcera de estómago).

Sin embargo, tanto el fiscal como la acusación particular coincidieron en estacar una intención de matar en el acusado, por lo que calificaron los hechos como diez delitos de asesinato, uno de ellos consumado y el resto en grado de frustración, y pidieron la pena ya señalada.

(SERVIMEDIA)
21 Ene 1992
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