Francisco, el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936) cumplió hace unas semanas los 86 años en una silla de ruedas por el agravamiento de una lesión en su rodilla derecha en los últimos dos años.

Esta circunstancia no le ha impedido realizar históricos viajes internacionales, como el que protagonizó a principios de 2023 a República Democrática del Congo y Sudán del Sur. En breve, según ha anunciado, emprenderá otro a Hungría. Con éste, Francisco habrá realizado 41 viajes fuera de Italia, a lugares que nunca habían recibido al representante de Cristo en la Tierra.

Su papado también se ha destacado por un acercamiento a las “periferias existenciales”, con un trato especial a los colectivos más vulnerables, algo que toma impronta del nombre que eligió para su pontificado, Francisco, en recuerdo a San Francisco de Asís.

Amigo del rabino Abraham Skorka, tras llegar al Vaticano también ha impulsado el diálogo entre “hermanos” con otras confesiones religiosas católicas y no católicas, como el manifiesto rubricado por la "fraternidad humana" con los musulmanes.

LA PERSONA EN EL CENTRO

Durante estos diez años, el papa Bergoglio ha firmado tres encíclicas, ‘Lumen Fidei’, Laudato Si’ y ‘Fratelli Tutti’, donde además de promover a todo ser humano como tripulantes de la misma “barca” impulsa la idea de la ecología integral, que pone la persona en el centro.

Asimismo, ha emprendido importantes reformas tanto en el funcionamiento de la Iglesia como del Vaticano, llamando a los sacerdotes y obispos a no ser “príncipes” y tener “olor a oveja”, invitando a una fe “en salida” que no convierta los templos “en museos”, sino que éstos estén abiertos y cercanos a las necesidades del ser humano. Francisco también ha abanderado reformas en el abordaje de las finanzas vaticanas y en los casos de abusos en el seno de la Iglesia, algo que también ha provocado numerosas críticas entre los propios católicos.

A primera vista, sobre todo ello destaca su estilo cercano, afable y sonriente, que se acrecienta con las múltiples anécdotas en las que ha sido partícipe. Francisco ha telefoneado a decenas de personas que no esperaban que el Papa les llamase, prescindió del 'papamóvil' y ha comprometido a sus responsables de seguridad y protocolo por improvisar gestos y conversaciones sobre la marcha. Por ejemplo, hace un año, tras la invasión rusa de Ucrania, Francisco se presentó en la embajada de Rusia en Ucrania para detener la guerra.