Tras la aprobación de un real decreto por parte del Ejecutivo que destinará 95 millones de euros para las familias vulnerables, la organización indicó que “se necesitarían 6.000 millones de euros para cubrir sus necesidades básicas”. Por ello, la Fundación Madrina abogó por un modelo alternativo al de las tarjetas monedero con el objetivo de “paliar el riesgo de cronificación de la pobreza infantil en España”.

Una medida que, según recalcó la entidad, también tendría “un impacto positivo en la economía local y rural, que incluye al sector agrícola y ganadero español”, ya que “las cooperativas pueden ofrecer precios más bajos y justos” sin la necesidad de intermediarios.

Asimismo, la entidad denunció que, si bien los ingresos del campo aumentaron un 26,7% en la última década, estos no compensaron los costes de producción que también crecieron entre un 50-100%. Una situación que causó que los ingresos por trabajador del campo fuera un 18,8% menos por hora trabajada en comparación a la media española.

Del mismo modo, la fundación ofreció algunos consejos a los consumidores para ahorrar en la cesta de la compra. Entre las sugerencias, la organización propuso comparar los precios de las cooperativas con respecto a los supermercados, aprovechar las ofertas, comprar marcas blancas, consumir los productos frescos y comprar directamente a los agricultores y a las cooperativas.

Por otro lado, la Fundación Madrina realizó un informe sobre el gasto medio en alimentación por hogar en España, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El estudio indica que el gasto medio en alimentación de los hogares españoles “ha subido un 32,2% en los últimos diez años”. En este sentido, el informe señala un aumento en el precio de los principales alimentos: el aceite de oliva (70%), la leche (25%), los huevos (30%), mientras que la carne y el pescado (20%) y las frutas y verduras (20%).

La Fundación Madrina afirmó que los factores que han provocado este incremento generalizado de la cesta de la compra han sido el precio del combustible y la energía, el incremento de la demanda global, las condiciones climáticas y las disrupciones en la cadena de suministro global de alimentos como la pandemia de covid o la guerra en Ucrania. En total, un encarecimiento de un 32,2% en los últimos diez años.