Cooperación

La Fundación Vicente Ferrer extiende su actividad a Nepal

- Como primera etapa de su proyecto de internacionalización

MADRID
SERVIMEDIA

La Fundación Vicente Ferrer (FVF) anunció este jueves la expansión de sus actividades más allá de las fronteras de la India, a fin de contribuir a la erradicación de la pobreza extrema en otras zonas de Asia, comenzando en Nepal.

El vecino Nepal es el primer país donde la FVF ha comenzado su internacionalización, que también se ha fijado Sri Lanka y Filipinas como objetivos.

Su presidenta y fundadora, Anna Ferrer, destacó cómo a lo largo de 54 años "hemos sido testigos del impacto social logrado en la India, donde las sociedades han avanzado en igualdad y las comunidades han liderado su propio desarrollo". “Ha llegado el momento de compartir este aprendizaje con otras comunidades que se han acercado a nosotros para pedir apoyo”, añadió.

La FVF ha puesto en marcha la primera fase de su internacionalización en Nepal, un país con una población que aún no se ha recuperado de las consecuencias del devastador terremoto de 2015.

Consciente de que "la infancia se convierte en la primera víctima en todas las crisis", la Fundación está dando apoyo a tres colectivos: menores cuyas familias trabajan en los tradicionales hornos de ladrillo, niñas y niños con parálisis cerebral, y personas adultas con problemas de salud mental cuya carga familiar recae en sus hijos.

“Nepal es el primero de muchos destinos más a los que queremos llegar para compartir lo que hemos construido en la India", apuntó Ferrer. "Nuestra experiencia nos ha demostrado la importancia de trabajar en red con las comunidades locales, y esta idea es la que nos acompaña en esta nueva etapa”, agregó.

En este sentido, la FVF ha activado desde hoy la campaña 'El cuidado que necesitan', con el objetivo de buscar apoyos que permitan asegurar y ampliar los recursos para sostener los distintos proyectos, que actualmente llegan a más de 4.000 familias.

EL BOOM DEL LADRILLO

Se calcula que en Nepal hay unas 750 fábricas de ladrillo (cifras no oficiales apuntan a más de 1.000, porque muchas son ilegales), una industria que ha crecido al amparo de la construcción y la exportación a países ricos con mayor regulación medioambiental.

Son empleos que suelen estar ocupados por familias empobrecidas, la mayoría pertenecientes a la casta dalit o a otras inferiores de la escala social que establece el hinduismo. Se trata de un trabajo temporal --entre noviembre y mayo--, en coincidencia con la época en que no hay monzones.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 16% de la fuerza laboral de las fábricas de ladrillos son menores, lo que supone que entre 20.000 y 30.000 niños que deberían estar en la escuela sufren explotación laboral y riesgos para su salud por cargar pesos excesivos y exponerse a las nubes de humo tóxico que emanan de las chimeneas de los hornos.

La Fundación está apoyando siete escuelas para que menores en edad preescolar (de 3 a 6 años) de familias que trabajan en este sector reciban nutrición, ropa y cuidados, mientras sus padres trabajan como temporeros. Sin esta ayuda, los niños y niñas con toda probabilidad acabarían trabajando con ellos.

Esta intervención contempla la rehabilitación y nutrición de menores con discapacidad en centros de día, apoyo psicológico a sus madres y sensibilización de las familias con hijos e hijas que cuidan a algún progenitor con enfermedades mentales para que no abandonen sus estudios.

En Nepal hay un gran índice de enfermedades mentales, pero escasos recursos para abordarlas. Muchas de estas patologías están desencadenadas por la alta incidencia de terremotos y otras catástrofes naturales en las que las familias más pobres lo pierden todo y carecen de medios para recuperarse. Por otro lado, Nepal sufrió entre 1996 y 2006 una guerra civil cruenta, cuyas consecuencias fueron devastadoras en las zonas rurales y que afectó a muchos niños y niñas que hoy son adultos y arrastran estrés postraumático.

(SERVIMEDIA)
23 Nov 2023
AGQ/clc