Así lo defendió durante su intervención en la introducción del evento de presentación del 'Atlas de la Carne en castellano', elaborado por la Fundación Heinrich-Böll y Amigos de la Tierra, en la que advirtió de que la “preocupación” de los consumidores por el modo de alimentarse y por las “consecuencias y costes” desde el punto de vista ecológico que ello conlleva “va en aumento”, algo que, según su punto de vista, “una parte de las élites de nuestro país no supieron leer con acierto” en torno a la polémica que él mismo protagonizó en relación al consumo de carne hace unos meses.

A este respecto, avanzó que el Gobierno central “profundizará” en los próximos meses en las líneas de trabajo vinculadas al impulso de un consumo “sostenible y responsable” para, a continuación, lamentar que los consumidores tienen “muy poca información” sobre los productos que adquieren y que, en “una gran mayoría de las ocasiones”, desconocen tanto las condiciones de producción de los mismos como el coste ecológico de sus acciones de consumo.

“Con la globalización económica, financiera y comercial, muchos de los productos que compramos, también los del sistema agroalimentario, transitan por diversos eslabones de las llamadas cadenas de producción globales y, por lo general, somos completamente ciegos ante esa complejidad económica”, abundó, convencido de que, en el actual contexto, “difundir desde el espacio político lo que la ciencia reconoce desde hace décadas es insuficiente”.

A su juicio, los cambios que son “necesarios para salvar la vida en el planeta entran en directa colisión con poderes económicos salvajes y privados”, que, denunció, cuentan “con gran capacidad de financiación e influencia en los foros públicos y con capacidad para ejercer mucha presión en las administraciones públicas”.

ALIANZA SOCIAL

Por ello, urgió a tejer una “alianza social, un bloque de contrapoder, que permita que nuestras agendas se abran paso”, de modo que, a su entender, “lo que tendrá que cambiar será el sistema, no el clima”.

Garzón insistió en que “cada vez más las decisiones de consumo afectan a nuestra vida de manera absolutamente directa a través de muchos vectores”. “Uno de ellos es, sin lugar a dudas, el de la alimentación tanto desde el punto de vista sanitario como desde el punto de vista ecológico”, sentenció, convencido de que esta línea de trabajo “medioambiental es absolutamente necesaria e imperativa, porque vivimos en un modelo de producción y consumo insostenible”.

Para el titular de Consumo, el documento presentado este miércoles contribuirá a “fortalecer una conciencia de la población que es absolutamente necesaria” y guiará la articulación de políticas para “transformar la realidad” pese al “obstáculo del poder” económico y político cuyos intereses “chocan” con las transformaciones que son necesarias para “adecuar” el sistema económico y modelo de producción y consumo “a los requerimientos del planeta y de la sostenibilidad”.

ATLAS

A continuación, el responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, Andrés Muñoz Rico, desglosó algunas de las principales conclusiones de este 'Atlas de la Carne' que, en sus más de 20 capítulos, aborda desde la contribución de la ganadería industrial y el consumo de carne a nivel mundial al cambio climático, la contaminación de acuíferos y el comercio internacional, hasta el desperdicio alimentario, la financiación pública y privada, así como el “enorme impacto” y los “conflictos por la tierra” que, a su juicio, “ocasiona”.

Entre dichas conclusiones, destacó que actualmente en España se consumen de media 52 kilos de carne por habitante y año, cuando “la evidencia científica desde el punto de vista nutricional pero también desde el punto de vista del medio ambiente, indica que no deberíamos consumir más de 21 kilos al año”, apostilló, para exigir un “cambio radical” de los patrones de consumo y lamentar que, "mientras tanto, la actividad de la producción industrial de carne está sometida a una escasa regulación”.

El atlas ofrece una “foto fija” del consumo global de carne que refleja que este se ha duplicado en los últimos 20 años, hasta los 320 millones de toneladas con cifras del año 2018, y Muñoz recordó que, para 2028, se estima que dicho consumo “va a seguir aumentando hasta un 13 por ciento o más”.

Un consumo que, en los países del norte “se ha estancado y retrocedido ligeramente”, pero que en los países emergentes “está aumentando considerablemente” debido a un patrón de consumo “occidentalizado e importado” y, en cuanto a tendencias, el atlas muestra que la ingesta de carne de ternera y de cordero “desciende y cada vez comemos más carne de pollo”. “Solamente las aves supondrán la mitad del crecimiento global de consumo la próxima década”, adelantó Muñoz, para agregar que se estima que aproximadamente el 28% del crecimiento del consumo en la próxima década también será de porcino.

Con respecto a la producción de carne, precisó que actualmente se produce el triple de carne que en los años 60 y que China ha sustituido a EEUU y Europa como principal productor, multiplicando por 10 su producción en los últimos 50 años mediante un modelo productivo cada vez más basado en macrogranjas que, a su juicio, “está haciendo desaparecer un modelo de ganadería como es la ganadería extensiva, que ha sido la tradicional en muchos países, incluido el caso de España”.

Finalmente, subrayó que en España únicamente cinco empresas “copan” la producción de carne en un 42% y que el país "necesita urgentemente regular la situación de la ganadería industrial", convencido de que se ha "convertido en la macro granja de Europa" y de la urgencia de "apostar claramente por una moratoria a la ganadería industria a nivel estatal”. Además, exigió un plan “que permita una transición justa del sector” y “apostar por un modelo de ganadería extensiva ecológica y ligada al territorio”, como defiende Consumo.

El atlas revela que el 37% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial provienen del sistema agroalimentario y, de éstas, el 57% de las emisiones las ocasiona la industria cárnica, lo que se traduce en que hasta un 20% de las emisiones mundiales podrían "atribuirse" a la ganadería.

Tras la presentación de las principales conclusiones de la investigación tuvo lugar una mesa redonda que fue moderada por el periodista de El País Miguel Ángel Medina y en la que participaron Laura Martínez, de Ganaderas en Red; la portavoz estatal de la Coordinadora Stop Ganadería Industrial, Inma Lozano; el director de CECU, David Sánchez y la coordinadora de Amigos de la Tierra Blanca Ruibal, que compartieron “su visión sobre uno de los debates más de actualidad en España”, según Amigos de la Tierra.