Desde el inicio de la invasión israelí tras los ataques de Hamas (octubre de 2023), más de 50.000 personas han muerto, casi un tercio de ellas niños.

En cuanto al personal humanitario, Naciones Unidas cifra en al menos 409 los trabajadores humanitarios muertos desde octubre de 2023, en su mayoría personal de la Unrwa. Según MSF, 11 compañeros, algunos en acto de servicio y dos de ellos en las dos últimas semanas, han sido asesinados.

Por otro lado, toda la población de Gaza es víctima de desplazamiento forzoso, y el ejército de Israel lleva más de un mes "bloqueando la entrada de todo suministro y de la ayuda humanitaria". Según la ONG, "el asedio total a Gaza ha agotado las reservas de alimentos, combustible y medicamentos".

"Esta escasez es crítica en cuanto a fármacos para el tratamiento del dolor y las enfermedades crónicas, antibióticos y material quirúrgico", alertó. “La falta de reabastecimiento de combustible en toda la Franja provocará la suspensión de las actividades”, advirtió, pues los hospitales dependen de generadores eléctricos para “mantener con vida a pacientes críticos y realizar operaciones básicas”.

“No se trata de un fracaso humanitario, sino de una decisión política y un ataque deliberado a la capacidad de supervivencia de un pueblo, llevado a cabo con impunidad”, concluye la coordinadora de emergencias de MSF en la Franja.

Por todo ello, MSF instó a las autoridades israelíes a cesar “este castigo colectivo a la población palestina”, y reclamó a los aliados de Israel que pongan fin a “su complicidad” y “dejen de permitir la destrucción de vidas inocentes".