Así lo dijo la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.

Expresó su convicción de que la inmensa mayoría de los ciudadanos debieron tener la sensación de asistir a un "espectáculo bochornoso y muy poco edificante que dice muy poco en favor de algunos responsables políticos del principal partido de la oposición, desde el punto de vista personal y político".

De esta forma, la vicepresidenta cargó sobre el propio Martínez-Pujalte y los diputados del PP la responsabilidad íntegra de lo sucedido en el Congreso durante la comparecencia del ministro de Defensa, José Antonio Alonso, cuya dimisión pidieron a gritos por el llamado "caso Bono".

La vicepresidenta reiteró su tesis de que el respeto y la tolerancia son valores "básicos e imprescindibles" para construir una democracia plena y de calidad.

Por ello, comportamientos como el de Martínez-Pujalte contribuyen únicamente a "denigrar" la actividad política y alejar a los ciudadanos de sus representantes. Es, por tanto, un incidente "muy grave".

Como conclusión, la vicepresidenta expresó su confianza en que el incidente "sea la gota que, para el PP, haya desbordado el vaso de la irresponsabilidad" y conduzca a una reflexión de los dirigentes del partido.

Deben darse cuenta, sentenció, de que existen límites y barreras "que no deben ser jamás saltadas", no sólo por beneficio de los adversarios y de los ciudadanos, "sino por la dignidad de uno mismo".

Sobre la sentencia en cuestión del "caso Bono", por la que fueron condenados tres policías, la vicepresidenta aseguró que el Gobierno no está de acuerdo con la calificación jurídica que merecen los hechos probados, por entender que "no se corresponde" con lo que ocurrió en la manifestación de aquel día de enero de 2005.