Lo dijo durante su intervención en la sesión inaugural de la II Semana Antirracista en la sede de su departamento, durante un acto en el que también participaron la directora general para la Igualdad de Trato y Diversidad Racial, Rita Bosaho, y la vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, esta última de forma telemática.

Irene Montero reafirmó su compromiso con una “política institucional antirracista” que se traduce en el hecho de que su departamento sacó hoy a consulta pública durante un mes el proyecto de ley orgánica contra el racismo, la discriminación racial y las formas conexas de intolerancia, con el objetivo de que este texto se enriquezca con los puntos de vista de la ciudadanía, la sociedad civil y el asociacionismo antirracista.

La ley, cuyo objetivo es que sea aprobada en esta legislatura, se alinea con los objetivos del Plan de Acción Antirracismo de la UE 2020-2025 y reconoce, según Irene Montero, “el racismo estructural presente en la sociedad española”, una realidad que “debemos empezar a reconocer, como se hizo con el machismo estructural”.

La ministra detalló algunas de las novedades que incorpora ese texto, entre las que se encuentran la mejora de la atención a las víctimas que sufren discriminación racial, la aplicación de sanciones por este motivo e incentivos para aumentar los bajos niveles de denuncias.

Irene Montero concluyó su intervención haciendo una mención a la llegada de refugiados procedentes de Ucrania. Lo hizo refrendando la voluntad de España de “acogerles con solidaridad y el mayor rigor en los dispositivos”, ya que “no podemos fallarles”.

Por su parte, Rita Bosaho explicó que la II Semana Antirracismo organizada por el Ministerio de Igualdad abordará la atención a las víctimas de actos racistas, cómo revertir los bajos niveles de denuncias, la idoneidad de incluir el origen étnico en las estadísticas y estudios, la discriminación racial en la vivienda y en los asentamientos, la utilización de las tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial y la violencia sexual que sufren las mujeres racializadas.

Por último, Epsy Campbell denunció la desigualdad que sufren los jóvenes afrodescendientes como consecuencia de que “estamos asentados en una matriz productiva muy heterogénea, poco diversificada, y de la cultura del privilegio”.