"Nunca la política exterior de un país", advirtió el presidente, "deja de ser el reflejo de lo que ocurre en el interior del país. Hay una correspondencia entre lo que el país da de sí internamente y lo que es capaz de proyectar hacia afuera. Lo demás sería un espejismo extraordinariamente frágil, que no duraría. Ni siquiera ocurre".

González explicó que en política exterior la lucha de intereses es "muy fuerte" y los pases pesan "porque tienen peso dentro", que es lo que está ocurriendo en España, dijo. "Esto debería alegrarnos a todos. No deberíamos fustigarnos mucho".

El jefe del Ejecutivo hizo estas reflexiones a propósito de la elección de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y a propósito, también, de las críticas que ha suscitado su afirmación de que él es más ambicioso de lo que son los españoles como pueblo.

"Es un estímulo (esa afirmación). Si no fuera así, la responsabiidad política sería una responsabilidad, según mi criterio, mal ejercida", explicó.

A su juicio, si un responsable político no quiere conseguir metas más ambiciosas para su país, "incluso aunque suponga nadar un poco contracorriente", no sirve para impulsar las políticas en las que cree. "Esto es lo que trato de expresar sobre todo y a veces se hacen interpretaciones increíbles".