Según un informe de Greenpeace, en algunas regiones forestales las estimaciones realizadas indican que el porcentaje de madera extraída y transportada ilegalmente oscila entre el 20 y el 80% del total mundial.

En concreto, señala que en el caso de las Islas Filipinas algunos expertos prevén que todos sus bosques podrían verse destruidos para el año 2025 debido a las cortas legales incontroladas.

Asisismo, añade, en Indonesia, el tráfico de madera está tan generalizado que el Estado deja de ingresar millones de dólares en concepto de impuestos y pago de licencias, mientras que en los territorios brasileños de la Amazonia las cortas ilegales son la norma en lugar de la excepción.

Greenpeace recuerda cómo desde la Cumbre de Río de 1992 una serie de acuerdos internacionales han procurado proteger estos bosques, y más recientemente los países del G-8 han adoptado comproisos públicos para promover una gestión forestal sostenible.

Sin embargo, denuncian la actitud contradictoria que está manteniendo el G-8 ya que, mientras se compremete a luchar contra las cortas ilegales, los pasíses que lo integran importan grandes cantidades de productos forestales dese regiones donde las extracciones y el comercio ilegal son habituales.

Frente a esta situación, y a pocos meses de que se celebre en Okinawa la Cumbre del G-8, Greenpeace reclama a los países que la integran una erie de compromisos, que pasan por dejar de comprar productos forestales procedentes de prácticas ilegales y dejar de financiar la destrucción de bosques.

Por último, les instan a proporcionar ayuda urgente a los países en cuyos bosques se desarrollan prácticas forestales ilegales y a incrementar globalmente la capacidad de vigilancia y la transparencia sobre la producción del comercio y transporte de madera y otros productos forestales.