Medio marino

Greenpeace pide a la ONU un Tratado Global de los Océanos que proteja a las ballenas

- WWF y diversos investigadores elaboran el primer mapa de peligros migratorios para esos animales

MADRID
SERVIMEDIA

La organización Greenpeace ha demandado a Naciones Unidas que dé luz verde a un Tratado Global de los Océanos para garantizar la protección de las ballenas, animales altamente migratorios que viajan entre zonas de cría, de alimentación y reproducción.

De forma similar, WWF y más de 50 grupos de investigadores exigen un nuevo enfoque de conservación para proteger a las ballenas, a través de una mayor cooperación en los ámbitos local, regional e internacional.

Los autores urgen a un compromiso de Naciones Unidas, que ultima un nuevo tratado para alta mar (las áreas más allá de la jurisdicción nacional). Este domingo se celebra el Día Mundial de las Ballenas.

El próximo 7 de marzo comenzará en la sede de Naciones Unidas la cuarta y última ronda de negociaciones para finalizar el texto del futuro Tratado Global de los Océanos, que podría allanar el camino para la protección de las zonas donde se concentran las ballenas fuera de las fronteras nacionales, las cuales cubren 230 millones de kilómetros cuadrados (el 64% de los océanos). Actualmente, menos de un 3% de estas aguas internacionales están protegidas.

El vasto territorio que es la alta mar y la distancia entre las áreas de alimentación y las áreas de reproducción adecuadas hace que animales marinos como las ballenas viajen largas distancias y atraviesen cuencas oceánicas enteras hasta concentrarse en puntos críticos oceánicos como la Antártida.

En su día, la industria ballenera fue la primera en descubrir estas abundantes concentraciones al cazar cachalotes a través del afloramiento ecuatorial del Pacífico o ballenas francas en las transiciones oceanográficas entre el Atlántico sur y el océano Antártico.

MAPA DE PELIGROS

Por otro lado, un nuevo informe elaborado por WWF y más de 50 grupos de investigadores arroja la primera visión completa de las migraciones de las ballenas y las amenazas que enfrentan en todos los océanos.

El estudio destaca cómo la acumulación de los impactos de la pesca, las colisiones con barcos, la contaminación, la pérdida de hábitat y el cambio climático crean un camino peligroso y, a veces, fatal para estas especies marinas.

El informe ‘Protegiendo los corredores azules’ visualiza por primera vez las rutas de 845 ballenas migratorias en todo el mundo, generadas por datos satelitales. Además, muestra cómo esos animales se enfrentan a amenazas múltiples y crecientes en los hábitats donde se alimentan, se aparean, dan a luz y amamantan a sus crías a lo largo de sus ‘supercarreteras’ migratorias o ‘corredores azules’.

“El impacto total de las actividades humanas, como la sobrepesca, colisiones con barcos, la contaminación química, plástica y acústica, la pérdida de hábitat y el cambio climático, están creando un viaje peligroso y, a veces, fatal”, afirma el líder mundial para la Conservación de Ballenas y Delfines en WWF, Chris Johnson. Añade que, “seguramente, la amenaza más mortal es el enredo en artes de pesca abandonadas, que matan a unas 300.000 ballenas, delfines y marsopas cada año; esto sucede desde el Ártico hasta la Antártida”.

ANÁLISIS DURANTE 30 AÑOS

El informe es el resultado de un análisis colaborativo de 30 años de datos científicos aportados por más de 50 grupos de investigación, con científicos marinos de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad de California en Santa Cruz (Estados Unidos), y la Universidad de Southampton (Reino Unido), entre otros.

“Con los datos de los estudios de seguimiento satelital del Estado de Oregón, vemos migraciones a través de aguas nacionales e internacionales que crean varios desafíos para la conservación y recuperación de sus poblaciones”, sostiene el doctor del Instituto de Mamíferos Marinos de la Universidad Estatal de Oregón, Daniel M. Palacios.

En los estudios destacan los puntos críticos y los riesgos que enfrentan las ballenas en sus migraciones, algunas de las cuales pueden ser de miles de kilómetros cada año. Como resultado de estos peligros, seis de las 13 grandes especies de ballenas están clasificadas como vulnerables o en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), incluso después de décadas de protección de la caza comercial.

Entre las poblaciones de mayor riesgo se encuentra la ballena franca del Atlántico norte, que está en peligro crítico de extinción, una especie que migra entre Canadá y los Estados Unidos. El tamaño de su población se encuentra en su punto más bajo en 20 años, con solo 336 individuos.

Se calcula que el 86% de las ballenas francas identificadas se han enredado en artes de pesca al menos una vez en su vida. Una sola muerte pone en peligro la supervivencia de esta población. Entre 2017 y 2021, 34 ballenas francas del Atlántico norte murieron frente a las costas de Canadá y Estados Unidos por colisiones con barcos y enredos en artes de pesca.

(SERVIMEDIA)
20 Feb 2022
MGR/mmr