Conocido como el grupo de Moctezuma, estas orcas podrían estar aprovechando el calentamiento de las aguas -que altera las zonas de cría de tiburones- para cazar juveniles, los cuales carecen de la experiencia para huir como lo hacen los tiburones adultos.

Estas observaciones sugieren que las orcas podrían cazar tiburones blancos con más frecuencia de lo que se creía. Así se explica en un estudio publicado este lunes en la revista ‘Frontiers in Marine Science’.

“Creo que las orcas que se alimentan de elasmobranquios -tiburones y rayas- podrían comerse un gran tiburón blanco si quisieran, en cualquier lugar donde lo buscaran”, apunta el biólogo marino Erick Higuera, director de proyecto en Conexiones Terramar y Pelagic Life y autor principal del estudio.

Higuera añade: “Este comportamiento demuestra la avanzada inteligencia, el pensamiento estratégico y el sofisticado aprendizaje social de las orcas, ya que las técnicas de caza se transmiten de generación en generación dentro de sus grupos”.

DEPREDADORES Y PRESAS

Durante el seguimiento rutinario de las orcas, los científicos detectaron dos cacerías en las que murieron tres tiburones blancos. Las registraron con detalle e identificaron a las orcas involucradas a partir de las características de sus aletas dorsales.

Durante la primera cacería, en agosto de 2020, se observó a cinco orcas persiguiendo a un tiburón blanco juvenil. Lo empujaron a la superficie y, en equipo, lo voltearon. Finalmente, lo sumergieron y reaparecieron con el hígado del tiburón en la boca. Poco después, hicieron lo mismo con un segundo tiburón juvenil.

Una segunda cacería, presenciada en agosto de 2022, siguió un patrón similar: cinco orcas empujaron a un tiburón blanco juvenil hasta ponerlo de espaldas y llevarlo a la superficie. El tiburón sangraba por las branquias y su hígado era visible. Se observó a las orcas devorándolo.

Poner a un tiburón boca abajo de esa manera le induce un estado llamado inmovilidad tónica, al alterar su percepción del entorno de tal forma que lo paraliza.

“Este estado temporal deja al tiburón indefenso, lo que permite a las orcas extraer su hígado, rico en nutrientes, y probablemente consumir también otros órganos, antes de abandonar el resto del cadáver”, explica Higuera.

Al observar las lesiones de los tiburones, los científicos creen que las orcas podrían haber desarrollado una técnica especializada para inducir este estado, minimizando así las posibilidades de ser mordidas.

PRIMERA VEZ

Los investigadores indican que esto podría ser más sencillo hacerlo con tiburones blancos más pequeños (y, por lo tanto, más jóvenes), o los ejemplares jóvenes menos experimentados podrían ser presas más fáciles.

“Esta es la primera vez que observamos orcas atacando repetidamente a tiburones blancos jóvenes”, indica Salvador Jorgensen, de la Universidad Estatal de California (Estados Unidos).

Jorgensen subraya: “Los tiburones blancos adultos reaccionan rápidamente a la caza de orcas, abandonando por completo sus zonas de reunión estacional y no regresando durante meses. Sin embargo, estos tiburones blancos jóvenes podrían ser ingenuos con respecto a las orcas. Simplemente, aún no sabemos si las respuestas de huida de los tiburones blancos contra los depredadores son instintivas o deben aprenderse”.

Tras su identificación, el colectivo de orcas resultó ser la llamada manada de Moctezuma, en honor a un miembro destacado del grupo. Esta manada ya ha sido vista cazando rayas, así como tiburones ballena y toro, y es posible que haya aprendido de sus experiencias cómo enfrentarse a los grandes tiburones blancos.