Portavoces de la Benemérita consultados por esta agencia, no descartaron la posibilidad de que se produzcan nuevos incendios en los prncipales terrenos de pastos de la provincia, en los próximos días.

Apoyaron sus temores en el acopio de información que les suministran los retenes contra incendios, que confirman la salida de gran número de cabezas de ganado de algunas fincas jienenses.

Las mismas fuentes señalaron que hay ganaderos que no prenden fuego a los pastos antes del verano, que es cuando lo permiten las autoridades locales, para no perder un período importante de alimento para los animales.

Según la hipótesis que arajan los investigadores de la Guardia Civil, los ganaderos optan por esa solución extrema, convencidos de que incendiando los campos en la época estival, los pastizales se revitalizan en la temporada siguiente.

Además de los ganaderos que actúan de forma irregular, los responsables de la investigación consideran que otros incendios habría que achacarlos a algunos cazadores que actúan por venganza contra los propietarios de los cotos, privados o públicos, ante la imposibilidad de cazar en algunas grades fincas e incluso en determinados términos municipales, que reservan la caza para los vecinos.

El siniestro más importante de los registrados en la provincia de Jaén en lo que va de verano ocurrió este pasado fin de semana, en la localidad de Baños de la Encina, donde un incendio presumiblemente provocado quemó más de 1.500 hectáreas de matorral, pastos y encinas.

Las principales organizaciones de defensa y conservación de la naturaleza consideran perniciosa la práctica tradicional de quemar rstrojos y pastizales (muy extendida en los medios campesinos españoles), porque, lejos de potenciar la riqueza de la tierra, la empobrece, destruyendo no sólo la capa superficial, sino también el humus y la vida orgánica interna de los sustratos inferiores.