Miles de familias pasan hambre y carecen de acceso a servicios sanitarios y suministros esenciales, bloqueados por las bandas que controlan el 90% de la capital y asedian los accesos desde y hacia las zonas rurales, explicó Lesly Michaud, director de World Vision en Haití.

La oleada de violencia iniciada en febrero de 2024 por Viv Ansam, una coalición de bandas, se cobró la vida de más de 5.000 personas ese año. Más de 2.000 mujeres y niñas arrastran las cicatrices de la violencia sexual, prosiguió, en "un régimen de terror que mantiene aislada la capital y obstruye el acceso al campo".

Más de 5 millones de haitianos se enfrentan a la inseguridad alimentaria y la violencia sin control agrava este problema. Según Michaud, “el coste social de esta crisis de hambre y malnutrición es exponencial, si consideramos el daño irreversible a la salud física y al desarrollo cognitivo de millones de niños y niñas privados de la nutrición que necesitan para crecer y prosperar".

"La pérdida de educación de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes debido al cierre de más de 1.000 escuelas causará costes inconmensurables a esta generación", alertó, "en términos de pérdida de oportunidades”.