Díaz explicó que el primer cliente extranjero de los hoteles españoles es Gran Bretaña, cuya moneda atraviesa una situación de inestabilidad mayor que la de la peseta, por lo que no cabe esperar que los ingleses se sientan más motivados para viajar a España.

A su juicio, una depreciación del 5 por cien en la peseta n tendrán ningún efecto significativo en las decisiones de viaje de los europeos y norteamericanos hacia España, "porque estamos es un país ya lo suficientemente caro como para que no vengan por razones de precio".

Díaz opinó que tampoco afectará de modo apreciable a la salida de turistas españoles hacia el extranjero, ya que Italia resultará aún más barata y los Estados Unidos siguen manteniendo precios asequibles para los españoles, por lo bajo que está su dólar.

El secretario general de la Fedeación Española de Hoteles señaló que este verano ya se ha notado que, incluso los alemanes, han solicitado vacaciones más cortas, programas más baratos y hoteles de menos estrellas.

En su opinión, el sector hotelero tiene además el problema de que encuentra grandes dificultades para obtener créditos para modernizar sus establecimientos, como consecuencia del temor que tienen los bancos a ver incrementar sus cuentas de morosos.

"El problema de los créditos ahora no es el de los tipos de interés delos créditos, sino que no lo dan, porque hay un rechazo generalizado de la banca a ciertos sectores, y entre ellos el turístico", señaló.

Por su parte, el secretario general de Turismo, Fernando Panizo, manifestó a Radio Nacional que la devaluación de la peseta aportará beneficios para el sector a corto plazo, aunque dicho efecto será muy breve si los empresarios españoles no mejoran su competitividad.

"Creo -advirtió Panizo- que el reto y el trabajo de nuestro sector no tiene que estar pensando n una devaluación para ser competitivo".