Infancia

La IA dispara el ciberbullying y el acoso escolar afecta al 12,3% de los menores

- La Inteligencia Artificial se utiliza principalmente para crear videos falsos o para suplantar la identidad
- El ciberbullying tiene mayor incidencia entre los 11 y los 12 años y la situación dura más de un año

MADRID
SERVIMEDIA

El acoso escolar, impulsado por el ciberbullying y el uso de la IA para cometerlo, “ha aumentado hasta el 12,3% de los alumnos”. Este dato contrasta con el 9,4% de los menores que afirmaba el curso pasado que él o uno de sus compañeros está sufriendo acoso escolar, “ya sea de forma presencial, ciberbullying o ambos”.

Son datos que arroja el nuevo informe ‘La opinión de los estudiantes’ sobre el acoso escolar, presentado este jueves en Madrid por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR sobre el acoso escolar en España.

“Los escolares ya saben lo que es el acoso, no lo están confundiendo con una riña, pelea o problema puntual. Saben muy bien lo que es el acoso escolar y lo que lleva consigo”, remarcó el director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, que se hizo eco de ese aumento de alrededor de 3 puntos porcentuales más que el año pasado, “un tercio más de chicos y chicas, en términos relativos”.

“Con el ciberacoso ya se alcanza hasta el último rincón de tu casa, ya no estás a salvo. Además, antes el acoso se limitaba a 8 horas, durante la estancia en el colegio, ahora lo tienes 24 horas”, recordó.

El estudio, basado en el testimonio de 8.781 alumnos y 355 profesores, concreta que en el último curso escolar han crecido los casos de ciberbullying y el uso de la inteligencia artificial (IA) para llevarlos a cabo. La IA ya se utiliza en el 14,2% de las situaciones de ciberacoso entre escolares, más por chicos (60%) que por ellas (40%).

Para el director técnico y portavoz de ANAR, Benjamín Ballesteros, el crecimiento del ciberbullying es “peligroso”, porque “persigue” a la víctima. La inteligencia artificial se utiliza principalmente para crear videos falsos a partir de la manipulación de la foto, video o audio de un compañero/a (54,8%) o para suplantar su identidad (32,2%). Las principales plataformas en las que se distribuye entre estos menores de edad son WhatsApp, Instagram, TikTok y videojuegos.

EDAD MÁS HABITUAL

Basándose en las respuestas de alumnos y profesores, el acoso escolar, ya sea presencial o por medios digitales, el ciberbullying es mayor entre quienes tienen 11 y 12 años (64,7%) y más habitual en Secundaria (57,4%) que en Primaria. Las situaciones de ciberbullying se centran sobre todo en una sólo persona, ya sea una chica (75,6%) o un chico (64,5%). “Se ha entregado el teléfono un par de años antes” de la edad recomendada, denunció Ballesteros, que también lamentó que los niños se creen que controlan el uso de los dispositivos cuando no es así.

El 15,8% del alumnado afirma que las situaciones de ciberbullying de las que son conscientes se prolongan desde hace más de un año, lo que supone un aumento de 5,9 puntos porcentuales con respecto al curso anterior de estos casos de larga duración. “Esto implica que las consecuencias van a ser peores”, indicó el representante de la Fundación ANAR, que también apuntó que “tenemos una herramienta que tiene capacidad para hacer prácticamente de todo. Para hacer daño puede ser enormemente lesivo”.

En cuanto a los medios a través de los cuales se produce, el alumnado cita Whatsapp (66,4%), Instagram (50,5%) y TikTok (49,5%). En Primaria se ejerce sobre todo a través de videojuegos y juegos online (56,6%) y utilizando TikTok (50,9%). En Secundaria priman Whatsapp (66,7%), Instagram (61,1%) y Facebook (24,1%).

Al preguntarles si sabrían cómo resolver una situación de ciberbullying, los alumnos mencionan que deben hacer capturas de pantalla para demostrar el acoso (67,7%); borrar o bloquear la cuenta desde la que son acosados (59,2%) y no reenviar vídeos/fotos o memes de la víctima (57,7%).

ACOSO PRESENCIAL

El porcentaje de alumnos que afirma que él o alguno de sus compañeros está sufriendo acoso escolar presencial se mantiene estable con respecto al curso anterior en un 6,5%, cifra que sitúa a España en un nivel similar a los países de su entorno.

“Hay entre uno y dos casos de acoso por clase”, dijo Cooklin, que matizó que los datos sobre el acoso escolar son más altos en este tipo de acoso que en el ciberbullying, porque los alumnos “lo ven más”. La media para contarlo, según estudios anteriores es de unos 13 meses. “Y si no se cuenta no se puede atajar”, remarcó, con los consecuentes efectos “en la infancia, la adolescencia y la vida adulta”, con efectos emocionales “terribles”. Ballesteros apuntó que puede derivar en adultos que reaccionen explosivamente ante conflictos o, por el contrario, que eludan los problemas.

“El mal existe, es innato a la naturaleza humana. Lo que sí se trata es de paliar los efectos, ayudar a las víctimas”, apuntó.

Los insultos, motes y burlas (84,8%), seguidos por el aislamiento (44,8%) son los tipos de agresión más frecuentes. Aumenta con respecto al año anterior el aislamiento, así como la difusión de rumores, los golpes y patadas; las amenazas y el robo o rotura de objetos. Especialmente “crece en 8,7 puntos porcentuales los golpes y patadas entre los escolares”, respecto al curso anterior, continuó el director general de la Fundación Mutua Madrileña, que lo contextualizó al “preocupante” entorno de “mayor violencia” social.

En cuanto a los acosadores, se mantiene el patrón de perfil del curso pasado: chicos más que chicas y que acosan en grupo. No obstante, aunque las agresiones en grupo continúan siendo las más habituales, se aprecia un descenso respecto al curso anterior (-7,2 puntos porcentuales).

En cuanto a los motivos para meterse con la víctima se señalan las cosas que hace o dice (60,1%), el aspecto físico (54,9%) y el tener problemas personales (psicológicos, discapacidad, de lenguaje, etc.), para el 27,1%.

PROFESORES

Un 15% de los docentes dijo tener conocimiento de algún caso, lo que supone 5,9 puntos porcentuales menos que en el curso anterior. Las situaciones que detectan en mayor medida son de acoso presencial (70,9%). El profesorado tiene constancia de una situación de acoso escolar porque se lo cuentan compañeros/testigos (46,3%) o porque se da cuenta él/ella mismo/a (44,4%).

Los aspectos decisivos para que se produzca el acoso escolar son, según el profesorado: la presión del grupo de amigos/as (89,9%), el uso indebido de las nuevas tecnologías/redes sociales (89,9%), la falta de respeto a las diferencias (88,5%) y la normalización de la violencia (88%).

Según el profesorado, los agresores se caracterizan por la agresividad, falta de control, impulsividad, normalización de la violencia (82,5); el sentimiento de superioridad (79,6%), los problemas familiares (75,8%) y la falta de habilidades sociales (73,5%).

Aumenta en casi 7 puntos porcentuales respecto al curso anterior la opinión entre el profesorado de que los centros solo intervienen “a veces” (64,5%) frente al acoso escolar, especialmente en secundaria (71%). Por el contrario, disminuye la de aquellos (32,5%) que consideran que los centros intervienen de forma adecuada (7 puntos porcentuales menos).

Las barreras que citan que tienen los centros escolares para intervenir en casos de acoso escolar son la falta de recursos (88,9%), los problemas burocráticos (65,2%) y la falta de formación entre el profesorado (51,8%). Según Ballesteros, el aumento de las ratios de número de alumnos por profesor, la falta de tiempo de los docentes y la burocracia a la que se tienen que enfrentar son dos cuestiones que dificultan un mejor abordaje del acoso.

Para detectar casos de acoso escolar, Ballesteros pidió estar especialmente atentos a “un mayor retraimiento social” del menor, “la incapacidad para pedir ayuda”, “alteraciones del sueño, con terrores nocturnos en los más pequeños” y “el descenso del rendimiento escolar injustificado”, éste último “síntoma” también puede enmascarar casos de abuso sexual, alertó; o también a problemas con la alimentación y “conductas disruptivas”, con comportamientos más agresivos. El acoso, concluyó, puede derivar en problemas de depresión, tristeza, ansiedad, baja autoestima, problemas de seguridad y de autoimagen.

(SERVIMEDIA)
18 Sep 2025
AHP/gja/nbc