Es el proyecto solar Barcience, puesto en marcha por Iberdrola, y cuyas puertas ha abierto la multinacional energética a la prensa con motivo de la celebración del Día Internacional del Sol, que se celebra este 21 de junio.

Barcience es la primera planta fotovoltaica en Toledo de Iberdrola, que tiene señalada en letras mayúsculas a Castilla-La Mancha en su mapa estratégico de desarrollo. En esta región, la actividad de este grupo tiene un impacto económico de casi 700 millones de euros.

Hace unas semanas, el rey Felipe VI inauguró en Puertollano (Ciudad Real) la que está considerada mayor planta europea de uso industrial de hidrógeno verde y ahora Iberdrola pone de largo la planta de Barcience, que para entrar en funcionamiento en los plazos previstos ha tenido que sortear los obstáculos de la pandemia e incluso al temporal ‘Filomena’, de comienzos de 2021.

“El parque se cubrió de una capa de hielo en su parte superior y fueron necesarias después dos tormentas de agua para descongelar la nieve”, explica el responsable de Mantenimiento de la Cuenca Sur de Iberdrola, Pedro García.

ÚLTIMA TECNOLOGÍA

La planta de Barcience captura el sol con estructuras metálicas fijas, diseñadas y montadas con la tecnología más avanzada para la producción energética y la seguridad frente a fenómenos meteorológicos adversos. Sus 50 MW de potencia instalada permiten evitar la emisión a la atmósfera de 15.000 toneladas de CO2 al año.

Iberdrola, igual que está haciendo con otros proyectos renovables, ha contribuido desde Barcience a la generación de empleo en la comarca que rodea a Bargas y ha adoptado medidas compensatorias de protección medioambiental del entorno.

“Hemos plantado flora autóctona a lo largo de todo el perímetro de Barcience y hemos construido majanos para conejos y espacios para cernícalos”, comenta Pedro García. En otras fotovoltaicas, Iberdrola está facilitando en sus terrenos el pastoreo de ganado o el cultivo de miel.

Solo durante el pasado año, Iberdrola realizó compras y contrataciones de servicios a más de 230 proveedores castellanomanchegos por un valor aproximado de 290 millones de euros. Su impacto fiscal ha superado los 155 millones y las inversiones han alcanzado los 195 millones. Con Iberdrola trabajan en Castilla-La Mancha más de 500 personas.

La energética tiene instalados desde 2020 en esta comunidad 250 nuevos megavatios, 100 de ellos originados en Cuenca, 50 en Toledo y 100 en Ciudad Real, donde además hay cinco baterías de almacenamiento.

Actualmente, Iberdrola tiene proyectos en tramitación avanzada con un alcance de 300 megavatios renovables, que incluyen seis plantas fotovoltaicas, y a lo largo de 2022 la compañía alcanzará unos 1.500 megavatios adicionales.

TRANSFORMACIÓN DIGITAL

La transformación digital es una parte esencial de la contribución de Iberdrola a esta región. A través de su distribuidora eléctrica i-DE, gestiona en la comunidad una red que atiende a más de 736.000 puntos de suministro. La empresa i-DE invirtió el año pasado 62,4 millones de euros y tiene previsto una cantidad cercana a los 330 millones entre este 2022 y 2025.

La Fundación Iberdrola también está operativa en Castilla-La Mancha con programas de inserción sociolaboral y de preservación del patrimonio. Así, ha sufragado iluminaciones ornamentales como la de la catedral de Sigüenza.

También ha abierto diferentes líneas de solidaridad y cooperación gracias a su programa social. Su trabajo en biodiversidad se ha traducido, por ejemplo, en reforestaciones en colaboración con el Ministerio de Defensa.