En concreto, Iberdrola destinó 4.260 millones de pesetas en nuevas instalaciones de cables subterráneos de bajo impacto, 2.066 millones a programas de gestión de la demanda, 1.260 millones en la sustitución de cables subterráneos, o 422 millones a programas de eliminación de residuos.

Respecto a los residuos peligrosos gestionados por tipo de producción, la eléctrica vasca trató 250 toneladas en la hidráulica, 1.552 toneladas en la térmica, y 917 toneladas en la nuclear, hasta alcanzar en total .719 toneladas.

Para evitar la contaminación por algunos de los productos tratados por la compañía, Iberdrola realizó en el año 2000 varias actuaciones medioambientales, como la construcción y legalización de un vertedero de residuos inertes en la central nuclear de Cofrentes, la reducción de la producción de residuos en esta misma central, la disminución del impacto sonoro en la central térmica de Castellón mediante la instalación de silenciadores en la salida de los tanques de expansión de sus dos clderas, así como la consecusión del vertido cero en la central térmica de Escombreras por reutilización del total de los efluentes industriales producidos, entre otras.