Iglesias ha reaccionado así, en un artículo en el digital 'Contexto' y en su intervención inicial en el podcast 'La base' que él dirige y presenta, al resultado de las elecciones autonómicas de Castilla y León y, en particular, al ascenso de Vox a 13 procuradores en las Cortes regionales, que sugiere que este partido podría entrar en un eventual gobierno presidido de nuevo por Alfonso Fernández Mañueco.

En ambos formatos, el exvicepresidente rechazó la interpretación de que la apuesta del PP de adelantar las elecciones le ha salido mal. A su juicio, lo relevante, dando por supuesto que el PSOE no investirá a Mañueco, es que "se refuerza al bloque reaccionario como bloque de gobierno y de Estado" y "por primera vez habrá ultraderechistas sin disfraz con responsabilidades de gobierno", según lo planteó en su podcast.

Desde su punto de vista, por tanto, "hay dos bloque de Estado", y, frente a este bloque supuestamente reaccionario, Iglesias cree que "el bloque democrático no tiene conciencia de serlo", porque "el PSOE sigue sin querer asumir cuáles son sus únicos aliados posibles".

CHOQUE FRONTAL

"Lo que implicaría un gobierno del PP y Vox es obvio", diagnostica en su artículo en 'Contexto', donde presagia que "la involución democrática sería absoluta", con "consecuencias para partidos de izquierdas, independentistas, para las mujeres, para la clase trabajadora, para el colectivo Lgtbi". Para Iglesias, según expone a continuación el texto, el PSOE "se resiste a asumir que debería liderar un bloque que no tiene ninguna alternativa al choque frontal con el bloque reaccionario".

Respecto a Unidas Podemos, el exvicepresidente constató en ambos formatos el mal resultado electoral de Castilla y León pese a tener un "excelente candidato", Pablo Fernández, y de presentarse con el aval de la reforma laboral y sobre todo la subida del Salario Mínimo Interprofesional abanderadas por la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder en el mismo del espacio confederal, Yolanda Díaz.

De este resultado extrae Iglesias en su artículo la advertencia de que, pese al consenso que hay en torno a Díaz y su frente amplio, "encomendarse sólo al cambio de nombre, a la recomposición del espacio y a un nuevo liderazgo como ingredientes de la salvación futura no parece demasiado prudente".

Aunque llama al espacio a protegerse de eventuales acusaciones interesadas de disensiones internas en el espacio confederal, el exvicepresidente del Gobierno también alerta de que "si los partidos de Unidas Podemos simplemente se encomiendan al 'milagro Yolanda' y al 'milagro frente amplio', no es difícil saber lo que ocurrirá".

Así, insistió en su tesis frentista: "Los partidos deben armarse para la batalla ideológica sin complejos, deben hacer trabajo territorial y deben cuidar sus liderazgos. Que todo dependa de una personalidad pone demasiado fácil el disparo del adversario. Lo digo por experiencia". O, según sentenció en su podcast: "Un liderazgo transversal es lo que toca, pero con eso sólo no basta. La clave del combate, como siempre en la política, es ideológica".