Según informaron hoy fuentes del SIGRE, en el primer año de funcionamiento de este servicio, impulsado por la patronal de los laboratorios farmacéuticos, Farmaindustria, ha conseguid llegar al 93% de la población en su primer año de funcionamiento.

Los envases recogidos se seleccionan y clasifican en una planta diseñada específicamente para ello y se envían a empresas recicladoras de dichos materiales. Los restos de los fármacos se destinan a la producción de energía mediante combustión.

El objetivo de este sistema es que tanto los envases como los restos de los medicamentos lleguen a mezclarse con otros residuos domésticos y acaben en la basura sin recibir tratamiento mediombiental.