Covid 19
El infectólogo Roberto Güerri asegura que el final de la pandemia es “biológicamente plausible”
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El infectólogo Roberto Güerri, jefe de sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar y coordinador de la hospitalización por la covid-19 en dicho centro, aseguró este lunes que las declaraciones que realizó ayer el Director Regional de la OMS para Europa, Hans Kluge, respecto al final de la pandemia son “biológicamente plausibles”.
Güerri se refirió, en declaraciones a Servimedia, a la entrevista concedida por Kluge para AFP, donde expresó que "es plausible que la región se esté acercando al final de la pandemia". Además, el mandatario del máximo organismo mundial en materia de sanidad, expresó que “una vez descienda la ola de ómicron, habrá durante bastantes semanas y meses una inmunidad global, ya sea gracias a la vacuna o porque la gente será inmune debido a la infección y también a la disminución de la estacionalidad”.
En ese sentido, Güerri explicó que lo que Kluge planteó es algo que está en la cabeza de muchos expertos, sobre todo biólogos, ya que es “biológicamente plausible”. “En este momento hay muchísimas personas infectándose a la vez. Eso hace que la inmunidad natural de haber pasado la infección se vaya extendiendo por toda Europa”, expuso, a la vez que afirmó que esto provoca esas tasas de incidencia tan altas, que, además, es probable que estén infrarrepresentadas, ya que “hay muchas personas que están pasando la infección con una prueba positiva, pero que no lo reportan o que directamente pasan la infección y ni siquiera se enteran porque son asintomáticos”.
Por ello, aseguró que es cierto que esto se traduce en que tras esta larga ola de infecciones, el virus lo tenga “más complicado para pasar de una persona a otra”, como consecuencia tanto de la inmunidad adquirida al pasar la infección como de la inmunidad que generan las vacunas.
No obstante, observó que es difícil realizar predicciones ya que en octubre parecía que” todo esto ya se acababa y que no iba a haber más olas”. A pesar de ello, el virus hizo “una mutación lo suficientemente importante como para poder hacer una gran ola, incluso infectando personas que ya habían pasado la variante anterior”. En ese sentido, explicó que el Sars-Cov-2 es un RNA virus que tiene alta capacidad de mutación, ya que “muta con más facilidad que, por ejemplo, los DNA virus, porque el sistema de replicación es un poquito más simple y entonces es más fácil cometer errores, es más fácil que aparezcan mutaciones”.
Por ello, resaltó que si la cantidad de virus que hay es menor, “las probabilidades que aparezcan mutaciones y que estas mutaciones se seleccionen hacia mutaciones peores son más difíciles”. Dicho esto, Güerri reivindicó que “el futuro está muy abierto, ya que es muy difícil predecir exactamente lo que va a pasar”.
En ese sentido, expresó que existen diferencias respecto a la inmunidad adquirida por las vacunas y a la que se adquiere a través de la infección. “Con el tipo de vacunas que estamos inoculando, administramos la proteína 'Spike' del virus”, hecho que provoca que el sistema inmunitario solo reconozca y cree anticuerpos para esta parte del virus. En cambio, si una persona pasa la enfermedad, “su sistema inmunitario reconoce muchísimos elementos, muchísimos componentes del virus. Es decir, se forman anticuerpos frente a muchas otras estructuras y esto hace que la respuesta sea mucho más rica”.
Además, el hecho de pasar la infección hace que el sistema inmunitario de las mucosas también produzca anticuerpos. “Esto es interesante porque si se tienen inmunoglobulinas en las mucosas, cuando se produzca la exposición al virus, las propias inmunoglobulinas bloquearán al virus y será mucho más difícil contagiarse a nivel de la vía respiratoria”, expresó.
No obstante, no se mostró partidario de incentivar que la gente genere inmunidad mediante un contagio masivo, ya que “el precio que se paga a nivel de vidas es muy alto”. En ese sentido, recordó el ejemplo de Reino Unido al comienzo de la pandemia, que optó por esta vía y tuvo que dar marcha atrás ya que se estaban produciendo una gran cantidad de muertes. Por ello, reivindicó la vacunación para reducir mucho la cantidad de virus que se transmite, ya que con el paso del tiempo, “se consigue que el virus circule mucho menos pero sin tener que pagar ese alto precio en vidas”.
Respecto a la cuarta dosis, aseguró que ya se está administrando en personas con inmunosupresiones graves, que se encuentran en tratamientos oncológicos, son trasplantados o tienen otro tipo de tratamiento inmunosupresor. “Es verdad que se ha visto que con la cuarta dosis mejora un poco la respuesta inmunitaria en los pacientes de riesgo”, indicó al tiempo que hizo hincapié en un estudio publicado recientemente sobre la cuarta dosis en Israel. “Parece que en la población general no tiene el efecto esperado De la segunda a la tercera dosis, se vio que se pasaba de una eficacia de entre el 30 y el 50% antes de poner la tercera dosis, a un 80/90% cuando ponía ese tercer pinchazo”, comentó.
“Esto parece indicar que al poner la cuarta dosis, la recuperación de la inmunidad no es tan grande. Esto se basa en un concepto biológico, que afirma que una exposición repetida a un antígeno, en este caso, la vacuna, repetida y no muy separada en el tiempo, en lugar de inducir más inmunidad, lo que hace es que el sistema inmune de alguna manera genere lo que se llama extenuación”, expresó a la vez que concluyó que este hecho “puede ser contraproducente en personas que tengan un sistema inmune que sea competente”, por lo que habría que “buscar otras estrategias”.
(SERVIMEDIA)
24 Ene 2022
STH/clc