Lo hizo a través de un comunicado en el que comentó que la situación epidemiológica actual, determinada por la sexta ola provocada por la variante ómicron, “tiene un comportamiento diferente” que el resto de las mutaciones del virus conocidas hasta la fecha.

Ante esta situación, consideró que la respuesta a la variante ómicron ha de ser “diferente y proporcional a la carga de enfermedad que produce”, por lo que “las acciones de prevención, diagnóstico y tratamiento deberían focalizarse en los grupos de personas vulnerables”.

Por ello, llamó a tener en cuenta la reconsideración de las estrategias frente al virus, con medidas como la supresión de la obligatoriedad del uso de mascarillas en exteriores, la transmisión y la explicación de la inutilidad de controlar la temperatura corporal a la entrada de los establecimientos públicos o pulverizar las superficies antisépticas en estos lugares, la abrogación de los certificados de vacunación para entrada en locales públicos, la recomendación de dos vacunales adicionales, priorizar la incidencia de hospitalización y mortalidad a la hora de abordar el impacto de la pandemia y la no realización de pruebas diagnósticas en casos leves en personas no vulnerables.

A su vez, la Seimc denunció que la estrategia de detección de variantes en España adolece de varios defectos: se secuencia un número bajo de aislados en comparación con otros países, no se focaliza en pacientes de mayor riesgo de desarrollar nuevas variantes y se publican los datos con retraso.

Por último, este colectivo creyó llegado el momento de modificar la atención médica en la comunidad y en los hospitales, y de contar con redes de investigación financiadas que permitan la realización de ensayos clínicos “a gran escala de forma eficiente y rápida”.