Los tres procesados, Julio Moreno Fernández, propietario de "Comofesa", el arquitecto de la empresa, Carlos Quintanilla, y el aparejador, Jesús González, están ahora en libertad bajo fianza de 325 millones de pesetas.

Los citados documentos afirmaban que "la única causa de la ruina de las viviendas está en el movimiento de tierras de la ladera donde estaban ubicadas", cuyo control, en principio, no sería responsabilidad de la inmobiliaria.

Los 20 chalés, constridos junto al denominado barranco de Gojar, fueron declarados "inhabitables" por la aparición de grietas y otras deficiencias un año después de ser adquiridos por sus propietarios, que pagaron unos 20 millones de pesetas cada uno.

Los informes recogen, además, la consideración de que la obra final se adecúa al proyecto inicial e "incluso lo supera en la calidad de los materiales utilizados" por la constructora, que invirtió 318.000 pesetas más en cada una de las viviendas.

En el documento firmadopor los ingenieros, profesores de la Universidad de Granada, Justo Garmendía y Manuel Guzmán, se dijo textualmente "que de no haberse producido dicho movimiento de tierras, la cimentación y la estructura no hubieran tenido problemas ya que el terreno en el que fueron asentados los pilares y muros era suficientemente resistente".

Los redactores de los estudios repararon en la necesidad de demoler algunas de estas viviendas (alguna ya lo ha sido) y la rehabilitación sería rentable, únicamente, en cuatrochalés.

Asimismo, consideraron que en la construcción de los muros, de cemento armado, "no se regatearon dimensiones ni materiales a la hora de levantarlos".

El informe redactado por el arquitecto José Antonio Llopis Solves se definió en los mismos términos que el anterior, en el que dedujo que los deterioros fueron producidos únicamente por los deslizamientos de la ladera y las obras posteriores de consolidación del terreno.

Respecto a la rehabilitación de las viviendas, los expertos advirteron que deben rebisarse "concienzudamente" los saneamientos de posibles fugas de agua, ya que, según el antiguo propietario de los terrenos, "se dan, desde siempre, filtraciones de agua de lluvia" en la zona donde se levantó la urbanización de "Los Naranjos".