De cada 1.000 mujeres españolas, 3 abortaron en 1989, mientras que de cada 1.000 mujeres residentes en Madrid, fueron 6 las que se sometieron a esta práctica.

La singular incidencia de la interrupción voluntaria del embarazo entre las mujeres madrileñas se halla expresada con mayor claridad mediante la relación entre embarazos y abortos conocidos: de cada 100 mbarazadas en Madrid, 14 interrumpieron voluntariamente su embarazo en 1989. Sin embargo, sólo 7 de cada 100 lo hicieron en el resto de España.

En cuanto a las adolescentes, por cada 100 embarazos de madrileñas menores de 19 años, 45 terminaron en aborto en 1989, cuando 2 años antes esa relación era sensiblemente inferior (25 por 100).

Las interrupciones voluntarias del embarazo en adolescentes madrileñas aumentaron un 79 por ciento entre 1987 y 1989. De 425 abortos practicados a muchachas en cenros clínicos autorizados en 1987, se pasó a 763 dos años después.

Ese crecimiento es mucho mayor que el de los abortos practicados a mujeres de todas las edades de la CAM, que en el mismo período de tiempo aumentaron de 5.379 a 8.238 (un 53 por ciento).

FECUNDIDAD DECRECIENTE

Por otro lado, la fecundidad de las adolescentes madrileñas mantiene una tendencia descendente, del 6,09 por mil en 1987 al 6,02 en 1988, correspondiendo a las chicas de 16 años la caída más acusada.

La investigación e la CAM incluye entrevistas a 24 adolescentes (la mitad que abortaron y el resto que decidieron ser madres), de las que sus autores deducen que la mayoría interrumpió su embarazo "porque quieren dar a sus hijos un futuro tan 'rico' que resulta inasequible para su presente tan 'pobre'".

El informe concluye que "tanto el embarazo como su interrupción o desarrollo no son positivos para las adolescentes, que suelen llegar a esta situación por desconocimiento o inadecuada información".

Para la Direccón General de la Mujer de la CAM, "es inaplazable la asunción de medidas que eviten embarazos no deseados y aligeren los inconvenientes de los inevitables accidentes".

Las principales recomendaciones de los autores del estudio se pueden resumir en centros juveniles con servicios para abordar toda la problemática de este colectivo, divulgación en centros docentes, campañas publicitarias que potencien el empleo de métodos anticonceptivos, servicios sanitarios para primeras atenciones y centros públicos ara interrupción del embarazo.

Por último, proponen un incremento del apoyo para las madres adolescentes, desde recursos económicos y guarderías para que puedan reemprender su actividad laboral o formativa hasta vivienda para las que carezcan de ella, en la modalidad de residencia, pisos protegidos o pisos subvencionados.