Akbari sostiene que esta práctica, habitual en los pueblos del sur de Europa, entre ellos los de España, donde se encala las paredes de las viviendas para afrontar mejor el calor, podría lograr una reducción de la temperatura de entre 2 y 3 grados centígrados en grandes ciudades, si se combina con otras medidas como plantar árboles.

Según el científico techos y carreteras representan la mitad de la superficie urbana que ocupa el 2,4% de la superficie terrestre, por lo que blanquearlos podría reflejar el 0,03% de los rayos solares recibidos, y conseguir reducir la temperatura del planeta el equivalente a un recorte de 44.000 millones de toneladas de emisiones de CO2.

Para las carreteras y tejados de doble vertiente el uso del color blanco causaría molestias oculares, por lo que Akbari propone el uso de otros colores claros, como el gris, y de revestimientos especiales que reflejan los rayos ultravioleta lo que también reduciría la temperatura.

Numerosos estudios ya han demostrado que los techos pintados de blanco reflejan la luz solar y consiguen evitar durante el verano la acumulación de calor en ciudades conocida como efecto isla de calor urbano, lo que reduce el uso del aire acondicionado, el consumo de energía y contribuiría a recortar las emisiones de CO2.

Por ello, Akbari se propone lanzar una campaña para persuadir a las autoridades, empresas y particulares de grandes urbes de todo el mundo para que utilicen materiales claros en la construcción o renovación de sus carreteras, y de los techos de viviendas y otros edificios.

En Estados Unidos ya se han creado grupos para promover el uso de estos tonos en los techos en Houston, Chicago y Salt Lake City, y desde 2005 el estado de California obliga a los propietarios de almacenes y otros edificios industriales con techos planos a utilizar el blanco en sus techos.