Lo hizo en su intervención en el mitin de arranque de la campaña de Unidas Podemos para las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, que se celebró en el antiguo Mercado de Abastos de Valencia, una ciudad y una comunidad que son el foco principal en el que han puesto sus ojos todas las fuerzas políticas.

La reivindicación del “ruido” por parte de Belarra fue significativa ya que la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, suele aborrecer públicamente de ese ruido, mientras que su crítica al PSOE trató de marcar diferencias con ese partido ante su electorado limítrofe.

Echó en cara a los socialistas quejarse de la exclusión del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, del acto institucional por el Dos de Mayo, cuando permitieron al PP hacer “lo que le dé la gana” con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y cuando el Tribunal Constitucional evitó votar la reforma de la sedición.

A la misma comunión de intereses atribuyó que ambos partidos “se reparten Televisión Española, entre otras cosas para excluir a este espacio político de los espacios electorales” (hoy mismo, la Junta Electoral Central confirmó que UP no tendrá spots gratuitos en TVE y un mínimo porcentaje de su cobertura informativa). “El bipartidismo se necesita, se retroalimenta, se protege”, remató, como premisa para arengar a sus simpatizantes a “llenar las urnas” el día 28.

VIVIENDA

A los socialistas les criticó también indirectamente cuando afirmó que se han sentido “muy solas” en Podemos en esta legislatura defendiendo la Ley de Vivienda. “Hemos levantado la bandera de la vivienda solas toda la legislatura”, aseguró, dejando entrever que el PSOE que ahora se la apropia no ha luchado por ella, y llegando a explicitar que “se parecen mucho las políticas de vivienda del PP y del PSOE a las que quiere el Banco Santander”.

A ella, dijo, no se le olvida, pese al afán con el que ahora el PSOE hace “borrón y cuenta nueva” y defiende la norma, que en su día el exministro socialista de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, dijo que la vivienda también era un bien de mercado, ni las reuniones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con los “fondos buitre”, ni que el exministro socialista Joan Clos, ahora presidente de las patronales Asval y Fiabci, es un “recadero de los poderes inmobiliarios”.

Belarra comenzó alabando a su compañera y ministra de Igualdad, Irene Montero, de quien dijo haber aprendido que, “cuando a las compañeras se les acosa, se las arropa, se les da la mano, se les ayuda a levantarse”; una frase que, a finales del año pasado, se habría podido interpretar como reproche al silencio de Díaz ante los ataques que recibía Montero por la ley ‘del sólo sí es sí’.

También alabó a los candidatos a los que había ido a apoyar, Pilar Lima a la Alcaldía de Valencia, y Héctor Illueca a la Presidencia de la Generalitat. De la primera, persona con discapacidad auditiva, destacó haber derribado todas las barreras que le ha puesto la vida, y del segundo, que “vale su peso en oro”.

La líder de Podemos presentó a ambos candidatos como “las únicas personas que van a pelear para que se suba el IBI a las viviendas vacías” y para limitar al 2% las plazas turísticas, y a su partido, en general, como el único que tiene “capacidad de aguantar la presión mediática”. Por ejemplo, a la hora de defender los supermercados públicos, “la única propuesta que de verdad serviría para bajar los precios, porque nadie más se atreve a mirarles a los ojos” a poderosos como el presidente de Mercadona, el valenciano Juan Roig.

ILLUECA, MONTERO, GARZÓN

Illueca también se acordó de Roig, ironizando que, cuando él y Belarra comenzaron a llamar públicamente “capitalista despiadado” al empresario, otros actores, incluso de la izquierda, les pidieron: “Dejad de insultar a Juan Roig, no vaya a ser que se enfade”. Él prometió, si consigue fuerza en el próximo Gobierno valenciano, “poner en el centro la creación de empresas públicas en todos los sectores estratégicos”, comenzando por los supermercados, y limitar al 2% el número de plazas turísticas respecto a la población total de una zona tensionada, dos de las promesas electorales estrella de Podemos en toda España de cara al 28-M.

Adentrándose en terreno estatal, el candidato a la Presidencia de la Generalitat recuperó la tesis del exlíder de Podemos Pablo Iglesias de que el Gobierno de coalición no fue posible en 2016 porque las cloacas “conspiraron para estigmatizar a una fuerza política”, la suya, que ha “sufrido violencia mediática”. Él la actualizó señalando, como hace unos días en una entrevista en Servimedia, que “algunos medios están interviniendo en la campaña electoral” con tertulias, artículos o encuestas. Todo ello para tratar de inyectar el mensaje: “Bajad los brazos, arrodillaos, no se puede”. A su modo de ver, “quieren matar la esperanza, la rebeldía, la autoestima de las personas humildes”.

Irene Montero, que intervino justo antes que Belarra, alabó de Lima su valentía y de Illueca haber adquirido viviendas de la Sareb para alquiler social antes de que Sánchez anunciara que las iba a traspasar. Presentó a Podemos como el espacio político que está dispuesto a mirar cara a cara a todos los poderosos, y recordó que fue el único que reclamó un Gobierno de coalición con el PSOE, frente al candidato de Compromís, Joan Baldoví, que defendió apoyar desde UP uno de socialistas y Ciudadanos.

Seguidamente, mencionó la propuesta de Unidas Podemos de duplicar al 9,6% el impuesto a los bancos y la Ley de Vivienda, que atribuyó al impulso de su grupo político, y las leyes feministas y por los colectivos Lgtbi que ha promovido ella desde el Ministerio de Igualdad. Y, como ya hizo en la Fiesta de la Primavera de Podemos, advirtió de que, sin un UP fuerte, “aunque la derecha no gobierne, seguirá mandando”, porque el PSOE no resistirá la presión del PP, como con la ley del ‘sólo sí si’. “Éstas no son unas elecciones cualquiera”, alertó, situando como responsabilidad de sus oyentes movilizarse porque, de lo contrario, “vienen tiempos de muy difícil acceso a los servicios sociales”.

El ministro de Consumo y coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, partió de la ola de calor para plantear que no hay una crisis climática igual para todo el mundo, pues influyen los recursos económicos de cada uno. “Vivimos una crisis ecosocial”, diagnosticó, diferenciando la responsabilidad de cada uno en el calentamiento global según los gases de efecto invernadero que genera su comportamiento diario, y también según padece sus efectos. Por eso, pidió políticos valientes que construyan ciudades donde sea posible vivir y que tengan refugios climáticos, y cambiar el modelo capitalista, que está “esquilmando el futuro”.

Finalmente, planteó por qué, con los avances tecnológicos, se trabaja más para cobrar menos, y hay que dejar el cuidado de niños o mayores en manos de terceras personas, pero elogió la reforma laboral promovida por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, antes de llamar a movilizarse a las clases trabajadoras y concluir, a nivel interno: “Vamos a seguir trabajando con los compañeros de Podemos todo el tiempo que tengamos por delante”, proclamó, lo que fue saludado con aplausos por los asistentes al acto.

OTROS INTERVINIENTES

El coordinador de Alianza Verde, el partido ecologista de Unidas Podemos, Juantxo López de Uralde, apuntó que ahora mismo las urnas están vacías y llenarlas depende de los ciudadanos que se movilicen para defender las políticas que han promovido desde el Gobierno los ministros de Unidas Podemos. Por eso pidió a todos que convenzan a sus allegados de que el voto transformador es el de Unidas Podemos.

López de Uralde terminó con un aviso respecto al cambio climático: “O cambiamos o nos extinguimos”. Y tratando de apropiarse para sus compañeros de la sensibilidad ecologista, frente a partidos como Compromís, su rival electoral directo, que también la comparten: “No os equivoquéis: el voto verde está en Unidas Podemos”.

La mencionada Pilar Lima arrancó el acto presumiendo en lengua de signos de que su partido se atreve a llamar a las cosas por su nombre y no le tiemblan las piernas ante los poderosos. “Por eso nos tienen miedo”, coligió.

También prometió aplicar íntegramente la Ley de Vivienda y las políticas autonómicas del consejero de Vivienda de la Generalitat, su compañero de partido Héctor Illueca, para acabar con los 6.000 pisos turísticos ilegales que hay, según sus cálculos, en la capital. En la línea de su partido, apostó por la remunicipalización de servicios públicos y terminó presentándose como la “fuerza decisiva” para el cambio en la ciudad.