La base imponible media del impuesto, es decir, la cantidad declarada sobre la que se tenía que tributar, aumentó un 2,9% y se situó en una media de 2,1 millones de pesetas por declaración. Las deducciones en cuota subieron un 9,0% y fueron de 1,038 billones de pesetas.

Las rentas declaradas provenientes del trabajo personal crecieron un 8,3% y fueron de 2,138 billones de pesetas, mientras que los rendimientos del capital mobiliario fueron de 2,001 billones (un 7,1% más) y los del capital inmobiliario sufrieron un notable descenso del 31,6% y se situaron en 216.805 millones de pesetas.

Además, se declararon 1,027 billones de pesetas por rendimientos de actividades profesionales, con un aumento del 4,5% y 2,786 billones por rendimientos empresariales, un 0,9% más que en la campaña anterior.

BENEFICIOS FISCALES

Entre las deducciones que se aplicarn los contribuyentes, destacan las motivadas en los rendimientos del trabajo, que ascendieron a 411.000 millones de pesetas con un aumento del 8%. Los beneficios fiscales por adquisición de vivienda habitual sumaron 404.000 millones, con un aumento del 7%.

La deducción por hijos solteros fue de 191.000 millones de pesetas, con un incremento del 7%. Las debidas a aportaciones a planes de pensiones subieron un 10% y se situaron en 82.600 millones de pensiones.

Destaca el aumento del 12,5% de las deucciones por gastos de enfermedad, que ascendieron a 72.805 millones de pesetas. Las originadas por sujetos pasivos de 65 años o más sumaron 39.262 millones de pesetas, con un crecimiento del 14%. Las aplicables por invalidez subieron casi un 16% y supusieron 34.204 millones de pesetas.

Además, las primas de seguros acarrearon deducciones por 11.625 millones de pesetas, con un incremento del 3%, mientras que las derivadas del alquiler de vivienda habitual, que crecieron el 22,4%, alcanzaron 33.270 milones de pesetas.