García de Cortazár dijo a Servimedia que es positivo que una orden religiosa como los franciscanos quiera que desaparezca la violencia, aunque destacó que este centro de Oñate parece estar destinado a respaldar las tesis nacionalistas.

A su juicio, esta iniciativa da la impresión de que constituye un intento de "convencer a la sociedad de que el País Vasco está en guerra y de que el único camino es esa pretendida reconciliación que siempre suele ser en beneficio de los violentos".

A este respecto, García de Cortázar remarcó el hecho de que cuando algunos hablan de reconciliación en el País Vasco siempre lo hacen con la pretensión "de llevar a los presos a la calle" o de "acomodar a los violentos" en la sociedad.

En cambio, añadió, "se mira mucho menos a las víctimas", al tiempo que se preguntó "con quién tienen que reconciliarse la familia de Miguel Ángel Blanco o los hijos de Fernando Múgica".

Según García de Cortázar, lo que necesita la sociedad vasca no es una "reconciliación cristiana", ya que en buena medida "podría ser encubridora de una acción de la Justicia" o "equiparar la acción del verdugo con el sufrimiento de la víctima".