Así lo trasladó en una entrevista en Servimedia tras su reciente nombramiento por la Santa Sede para llevar las riendas de la iglesia madrileña, responsabilidad que tomará efecto el próximo 8 de julio, cuando releve a su predecesor, el cardenal Carlos Osoro.

Además, el prelado argumentó la necesidad de representantes católicos en la vida pública porque "la política necesita humanizarse y volver a unas relaciones personales sanas, donde la ideología no sea el último criterio".

"Yo creo que el Evangelio no es simplemente para casa o para la conciencia. El evangelio es una forma de vida y, como una forma de vida, creer en Dios y creer en Jesucristo y vivir en la Iglesia, me lleva a votar de una forma diferente, a ser vecino de una forma diferente, a tener una voz en problemas, incluso a mirar mi barrio y mi sociedad de una forma diferente, eso influye", prosiguió.

"El problema es que a veces pensamos que el voto, echar la papeleta en la urna, tiene que responder a una estructura ideológica, pero hay otro criterio ¿Por qué no lo hablamos?", reclamó, para entrar en la política "de una forma nueva" que es "humanizando la política y dejando que la fe y los planteamientos del Evangelio tengan algo que decir". "Inmediatamente, lo que va a hacer es polarizar menos", aseguró.

Según Cobo, la Iglesia "no dice: 'Hay que votar a este partido'", pero sí llama a votar y a estar en la vida pública. "No dice 'si votas a este partido eres de la Iglesia' y 'si votas a ese partido no eres de la Iglesia'. El voto de los cristianos es un voto plural, libre y muy abierto", prosiguió, a partir de su experiencia personal como párroco y amigo de políticos de varios partidos.

DISCERNIR EL VOTO

En su opinión, la Iglesia "sí pide que se discierna el voto", que será "mejor" si se hace dialogando "con otros". "La Iglesia puede poner mesa para que nos sentemos a hablar", apuntó.

El prelado revindicó la presencia de los católicos en la vida pública para que su "antropología" y su "forma de ver la vida" tenga "un puesto en la sociedad".

"No queremos tener el monopolio de la antropología. Queremos que la voz de la Iglesia se escuche" y "no imponer". "Simplemente queremos hacer una propuesta que se basa en que yo no me hago a mí mismo, sino que soy creado por Dios y en que la vida y la persona no viene de mí mismo, sino que viene de Dios", aseveró.

No obstante, el arzobispo electo lamentó que se quiera crear "una pizarra blanca con cierta asepsia, donde todo lo que huela a Dios no se puede decir". "No queremos ser los únicos creadores de sentido", pero reclamó que los católicos tengan "voz" y puedan decir que "no están de acuerdo" ante leyes o temas sociales, como es el caso del abordaje de las migraciones y para defender a los más vulnerables. La Iglesia "siempre" va a estar "a favor" de la vida, el amor y los últimos, advirtió.