El equipo de judo que competirá en tierras alemanas estará compuesto por la vallisoletana Marta Arce, el aragonés Sergio Ibáñez, y los madrileños Daniel Gavilán y María Manzanero. Serán acompañados por el entrenador Raúl Clemente; la técnica de Judo de la Federación Española de Deportes para Ciegos, Marina Fernández; y el médico, Diego Alejandro Toro.

La competición arrancará el sábado 17 de febrero para Arce, Gavilán e Ibáñez, quienes no pudieron cuajar una buena actuación en el último Grand Prix de Tokio disputado en diciembre del año pasado. La judoka vallisoletana ni siquiera pudo saltar al tatami debido a una lesión.

Al día siguiente (domingo 18) será el turno de María Manzanero, quien aterriza en Heidelberg tras colgarse la medalla de bronce en el torneo disputado en el centro Kodokan de la capital japonesa.

El objetivo del equipo paralímpico español de judo es seguir compitiendo al más alto nivel para sumar puntos de cara a la clasificación paralímpica de París 2024.

Hasta el momento, Gavilán se encuentra dentro de dichas plazas, mientras que los otros tres están a un puesto de poder conseguirlo.

Al margen de este Grand Prix en tierras alemanas, todavía podrán acumular puntos en los siguientes torneos internacionales que tendrán lugar en abril en Antalya (Turquía), y en mayo en Tiblisi (Georgia).

MÍNIMAS ADAPTACIONES

El judo es uno de los deportes con menos modificaciones para personas ciegas y sólo es preciso que los combates se inicien con los dos deportistas agarrados. Si se sueltan, el árbitro para el combate, con el objetivo de que vuelvan a cogerse.

Actualmente, existen dos categorías de competición,: J1 (ciegos) y J2 (discapacidad visual). Las diferencias entre ellas son mínimas y tienen que ver con el acceso con asistencia al tatami o en cuanto al indicativo de la vestimenta.

Con la normativa aprobada tras los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, los judokas J1 y J2 no compiten entre ellos, a menos que no haya suficientes participantes. Bajo mutuo acuerdo sí pueden hacerlo.

Existen algunas otras modificaciones, relativas a la forma de transmitir las señales a los deportistas por parte de los árbitros, que no lo podrán hacer por gestos, como es habitual.

En este deporte existe además una alta participación de personas con sordoceguera, por lo que la forma de darles los avisos también está adaptada al tacto y recogida en el reglamento.