Esta reducción tiene por objeto, según el presidente del BBV, Emilio Ybarra, mejorar la composición de la base de capial del banco y facilitar al accionista un nuevo ingreso. Se consigue, además, una reducción del exceso de recursos propios, que le había llevado a tener un ratio de solvencia del 12%, frente al 8% exigido.

Los accionistas del BBV recibirán 198 pesetas por acción como dividendo con cargo a los rsultados del ejercicio de 1995, más las 25 pesetas de reducción del valor nominal de la acción. El dividendo es un 13,8% superior al de 1994, y supone un pago total de 44.000 millones de pesetas.

El grupo BV obtuvo en 1995 un beneficio neto consolidado de 105.021 millones de pesetas, un 21,1% en relación con el anterior ejercicio. El beneficio neto representó 84.103 millones, lo que implica un crecimiento del 16,2%.

Estos reultados fueron presentados por el consejero delegado de BBV, Pedro Luis Uriarte, que destacó que el BBV es un grupo "sano y capitalizado". La previsión de beneficios para 1996 se sitúa en 160.000 millones de pesetas, un resultado bruto superior a los 145.238 obtenidos el pasado año.ESTADO DE BINESTAR

Por su parte, el presidente del grupo BBV, Emilio Ybarra, aseguró durante su intervención ante la Junta de Accionistas, que será necesario iniciar un debate sobre el futuro del Estado de Bienestar tras la elecciones del 3 de marzo.

Según Ybarra, se han producido declaraciones "en exceso apocalípticas que no han contribuido a reforzar la confianza de los ciudadanos en el futuro". Añadió que a corto plazo no será necesario acudir a medidas traumáticas, pero advirtió que a mediolargo plazo será necesario realizar ajustes.

"Hay margen para modificar el Estado del Bienestar sin necesidad de sacrificar los mecanismos de solidaridad necesarios en toda sociedad", añadió Ibarra, para quien, una vez despejada la incógnita electoral, es prioritario iniciar un debate "con calma y con una visión de responsabilidad nacional que haga posible llegar a acuerdos constructivos".

Ybarra defendió, por otra parte, el proceso de construcción europea y la conveniencia de que la peseta estécuanto antes en la unión monetaria. En este sentido advirtió que, en caso de quedar excluidos, la peseta se vería sometida a fuertes presiones especulativas, dañaría la competitividad de nuestras empresas y dificultaría el control del déficit público.