Esta fue la principal conclusión de los juristas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Irene Briones y Rafael Palomino, quienes afirmaron que “la educación desde los primeros años y en las universidades, así como fomentar el diálogo entre culturas y religiones son dos de los aspectos esenciales que pueden contribuir a prevenir los discursos de odio”.

El acto fue presentado y moderado por el vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, Rafael Navarro Valls. Irene Briones criticó que algunos líderes religiosos se dedican a infundir entre sus feligreses “odio, ánimo de venganza y alentar a la violencia o extremismo violento”. Por ello, consideró necesaria la formación de líderes religiosos que, con el fin de que fomenten la tolerancia y se sienten a la mesa del conocido “diálogo interreligioso”.

Además, destacó que las sociedades democráticas deben autorizar “en nombre la libertad de pensamiento y de expresión, un debate abierto a cuestiones relativa a las creencias y a la religión”, aunque reprochó que, en ocasiones, “quien hace uso legítimo de las mismas también puede ser una víctima”.

Por su parte, Rafael Palomino, también catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la UCM, recordó que “el discurso del odio sería la antesala de una persecución física y violenta”, motivo por el que los países occidentes intentan tomar medidas para evitar “fenómenos más graves”.

Junto a ello, señaló la importancia de educar a la población “sobre los peligros del discurso de odio y promover la tolerancia y el respeto a la diversidad”, de que las plataformas online y las empresas de medios de comunicación desarrollen “sus propias políticas para combatir el discurso del odio en sus plataformas”, y fomentar el diálogo y el entendimiento entre personas de diferentes religiones y culturas, algo que, añadió “puede ayudar a prevenir la propagación del discurso de odio”.

Por último, Rafael Navarro Valls pidió mantener una legislación sobre los delitos de odio, ya que “soltar las bridas del caballo de la libertad de expresión, permitiendo totalmente la libre expresión de ideas, incluido el insulto, la discriminación, la ofensa a los sentimientos más íntimos deja abierto todo un flanco que hoy probablemente esté más necesitado de protección, es decir, cuando el delito del odio se ejerce contra sentimientos religiosos: antisemitismo, cristianismo, raza”.