Una de las medidas más eficaces es acondicionar previamente un espacio seguro dentro de casa, interior y alejada de ventanas y balcones donde el animal pueda refugiarse. Además, es importante bajar persianas, cerrar cortinas y reducir la entrada de estímulos visuales; mientras que el uso de música suave o ruido blanco contribuye a disimular los sonidos del exterior. En este sentido, la directora técnica veterinaria de Kivet, Ana Ramírez, aseguró que es clave no esperar a que empiecen los ruidos para actuar.

La experta también aconsejó evitar paseos en las franjas horarias de mayor intensidad sonora y extremar las precauciones en el hogar. “Durante estas fechas se incrementan los intentos de escape por miedo. Asegurarse de que puertas y ventanas estén bien cerradas y de que el animal esté correctamente identificado es esencial para prevenir pérdidas”, señaló.

Cuando el miedo al ruido es recurrente o se manifiesta con intensidad, contar con el acompañamiento de un profesional veterinario es fundamental. Así, tal y como señaló Ramírez, existen herramientas y soluciones que pueden ayudar a gestionar la ansiedad: desde pautas de conducta hasta productos específicos o tratamientos adaptados a cada caso.

Desde Kiwoko recordaron que no existen soluciones universales y que el bienestar pasa por una atención individualizada, basada en la observación y en la información contrastada. En momentos de celebración, anticiparse, proteger el entorno y acompañar de forma consciente a los animales de compañía son gestos sencillos que pueden marcar la diferencia y ayudar a que el fin de año se viva sin sustos innecesarios.