En las condiciones de hacinamiento, falta de medidas higiénicas y escasez de alimentos en las que viven, los albano-kosovares desplazados de sus hogares corren diversos riesgos sanitarios, según ha manifestado a la BBC Lyndall Sachs, portavoz del Alto Comisionado.

"El principal problema para nosotros es que estas personas carecen de un cobijo apropiado y, además, esán traumatizadas por lo que ya sufrieron el año pasado", dijo Sachs.

Algunos de los problemas de salud que ya se detectaron antes de los ataques de la OTAN entre los refugiados eran de tipo respiratorio y nutricionales, sobre todo en los grupos más débiles y vulnerables. Ahora la amenaza de enfermedades transmisibles, como el cólera, la malaria o el dengue, se añade a estos factores, según este portavoz.

La extensión de estos males estaría provocada por los movimientos de los albaneses, la pobre entilación de los lugares donde se hacinan y la interrupción de los programas de salud pública en la zona. Esto se suma a los numerosos heridos que hay entre los refugiados de Kosovo.

Por su parte, representantes de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra, han asegurado que la presencia de cadáveres no debería ser un riesgo mayor que propiciara la trasmisión de enfermedades como las mencionadas por el portavoz de Naciones Unidas.