Esta es una de las propuestas de mejora recogidas en el estudio ‘Personas Mayores y adicciones, un diagnóstico de Lares y UNAD, con perspectiva de género', que fueron presentadas por la secretaria general del Grupo Social Lares, Maritza Brizuela, y la responsable de Gestión de datos, investigación social e incidencia política en el mismo grupo, Encina Díaz, junto a la responsable de Proyectos Sociales de UNAD, Natalia Dzvonkovska, durante la última sesión de la primera edición de la 'Escuela de Mayores y Adicciones' puesta en marcha por UNAD.

En el transcurso de su intervención, Brizuela puntualizó que se trata de una “problemática en aumento” debido al reto demográfico que, a su juicio, “necesitará cada vez más atención específica” y abogó por la realización de terapias de apoyo psicológico "de mayor duración y frecuencia".

Tras recordar que se trata de un fenómeno “interseccional”, subrayó la necesidad de establecer también circuitos entre diferentes ámbitos asistenciales, incluyendo profesionales del ámbito de las adicciones, la geriatría y la atención primaria, para “superar la falta de coordinación a nivel sociosanitario” que, a su entender, sufre este colectivo.

En paralelo, pidió aumentar la “formación y concienciación” de los profesionales sobre envejecimiento y adicciones y articular estrategias para generar “una mayor sensibilización y más empatía con esta problemática” en la población general.

Junto a ello, el documento insta a trabajar “siempre desde la perspectiva de género para tener en cuenta las especificidades de las mujeres con adicciones que envejecen y su especial vulnerabilidad” así como a crear recursos y protocolos “específicos” y “adaptar” los ya existentes a las trayectorias vitales de estas personas desde una perspectiva “integral”.

EL ESTUDIO

El estudio se llevó a cabo el año pasado sobre una muestra superior a 200 personas mayores de 55 años, con una edad de media de 79,3 años, usuarias de los recursos de atención de la red UNAD y centros Lares. El 60% eran mujeres, de las cuales el 21,6% había sufrido algún tipo de violencia, y el 47,5% tienen un “bajo nivel de contactos sociales estrechos”.

Más de la mitad de los consultados (52%) había consumido alcohol o tabaco en los últimos 12 meses y el 9,8%, alguna o varias sustancias ilegales en el mismo periodo. El 56% tomó ansiolíticos o antidepresivos en el último año y el 42% había jugado o apostado.

El informe alerta de la existencia de “estigma por sexo, edad y consumo” así como de una “escasa percepción” del riesgo de las adicciones, “principalmente” en el consumo de ansiolíticos y los antidepresivos y denuncia que las mujeres llegan “más tarde” a los recursos de atención y “en peores condiciones”, tanto físicas como psicológicas, y que los consumos de ellas “están invisibilizados”.

A raíz de estos resultados, Díaz anunció que, para “dar continuidad” a las conclusiones de este estudio, Lares está llevando a cabo un “acercamiento más cualitativo a esta cuestión”, con la intención de realizar diez historias de vida para aportar una “panorámica” sobre esta problemática en estos centros y averiguar “a qué responde”.

LIBRO BLANCO

Por otra parte, tiene previsto elaborar el ‘Libro blanco de las personas mayores y sus adicciones desde la perspectiva de género’, que se presentará a finales de año y aspira a ser un documento “de referencia” enfocado a los profesionales que “lidian” con estas situaciones en los centros y que “ponga de manifiesto esta realidad invisibilizada” con el reto de “cuidar mejor a estas personas” y “sensibilizar” a profesionales, voluntariado y sociedad en general sobre las diferentes realidades de las personas que envejecen después de una trayectoria de adicciones o personas que, en la edad adulta, tienen adicciones “características” de esta edad.

Por último, Dzvonkovska valoró “muchísimo” la "alianza" entre ambas organizaciones para realizar este proyecto conjunto “como algo innovador en un campo por descubrir”.