Ciencia

Un libro del Instituto de Astrofisica de Andalucía alerta sobre los efectos de la contaminación lumínica

- Amenaza las observaciones astronómicas, los ecosistemas y nuestra salud, según la experta Alicina Pelegrina

Madrid
SERVIMEDIA

El Instituto de Astrofísica de Andalucía publica ‘La contaminación lumínica’, el último libro de la colección ‘¿Qué sabemos de?’ (CSIC-Catarata) que analiza las causas de este fenómeno y alerta sobre sus efectos. La autora es Alicia Pelegrina, doctora en Ciencias Ambientales por la Universidad de Granada.

Los expertos coinciden en que la utilización inadecuada de la iluminación artificial se ha convertido en un grave problema ambiental. “Es un tipo de contaminación que no duele, no se oye, ni se huele. No la percibimos como un problema, pero el exceso de luz es responsable de la mortalidad masiva de algunas aves, desequilibra los ecosistemas, supone un elemento clave en la desaparición de los insectos y provoca alteraciones en nuestro organismo”, explicó Alicia Pelegrina.

Hay dos características que convierten la luz artificial en un “peligrosísimo agente contaminante”: su capacidad para propagarse en todas direcciones y la velocidad con la que lo hace, 300.000 km/s cuando se desplaza por el vacío. “Las partículas presentes en la atmósfera interaccionan con la luz y esta se dispersa en todas las direcciones. Es como si las partículas actuaran como una especie de fuente secundaria de luz”, destacó la experta del CSIC.

La comunidad científica dedicada a la astronomía alerta de ese brillo artificial del cielo nocturno que "dificulta la investigación del cosmos". Además, existen otras formas en las que se manifiesta, como la denominada intrusión, producida cuando el flujo luminoso sobrepasa el espacio que se quiere iluminar e inunda otras áreas. Esto sucede, según el CSIC, cuando la luz de las farolas de la calle entra en los dormitorios, impidiendo el sueño, o en las zonas costeras, donde las grandes superficies de agua son alcanzadas por la luz artificial.

El tipo de luz artificial utilizada en el alumbrado de exteriores y su orientación son aspectos explicados con detalle en el libro. Según Pelegrina, “las lámparas menos contaminantes son las que emiten luz del espectro visible al ojo humano con mayores longitudes de onda, es decir las lámparas que emiten una luz anaranjada, que es la que menos se dispersa en la atmósfera, y las luminarias más respetuosas son aquellas que no emiten luz en el hemisferio superior. Así minimizan su impacto en el aumento del brillo del cielo nocturno”.

(SERVIMEDIA)
07 Sep 2022
CAG/mjg