En un comunicado, las cooperativas denuncian que la actual situación de desolación en los campos puede "hundir" la economía de muchas localidades catalanas y forzar a abanonar la actividad agraria a un elevado número de jóvenes agricultores.

Además de los daños en los campos, principalmente en el cultivo de olivo y en los cítricos, los agricultores denuncian destrozos de importancia en las infraestructuras.

Las zonas más afectadas son las comarcas del Montsià, el Bajo Ebro, Santa Bárbara, Tortosa y La Calera, además de otras localidades concretas de enmarcadas en las conocidas como Baix Camps y Terra Alta.