Durante su intervención en el pleno extraordinario por el 40º aniversario de la Asamblea de Madrid, el portavoz volvió a insistir en la necesidad de recuperar el respeto en las instituciones.

"Las personas podemos fallar, pero lo que no puede fallar nunca es ni la institución ni las normas que nos damos para convivir. De esta convicción viene mi obsesión por recuperar el respeto y la educación en este hemiciclo en la política madrileña y en la política española, y por eso jamás salen de mi boca insultos ni falta de respeto", declaró.

En esa línea, añadió que le parece "negativo" que algunos de los partidos políticos en el Congreso se ausentaran en el acto solemne de apertura de la Legislatura el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, aunque también que Ayuso no invite a ningún miembro del Gobierno a las celebraciones de la Constitución en Madrid.

LUCES Y SOMBRAS

El portavoz mostró su agradecimiento y respeto hacia "todos los presidentes y presidentas de la Comunidad de Madrid" por su "trabajo y su esfuerzo durante todos estos años" en los que Madrid y España "con sus luces y sus sombras", "nunca han dejado de avanzar".

Zanjó que el pleno extraordinario no es un "acto nostálgico", sino que, al revés, tienen "la obligación y la responsabilidad de entregar una mejor España y un mejor Madrid a las futuras generaciones". Asimismo, hizo un llamamiento a la necesidad de crear pactos entre partidos y a "asumir la responsabilidad de intentar cada día ser mejores" y de dedicarse "en cuerpo y alma a Madrid".

MÁS MADRID

La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, fue algo más crítica y afirmó que a quienes piensen que "Madrid es un lugar donde la libertad solo sirve para ahorrarse impuestos y hacer dinero", hay que "decirles que subestiman a los madrileños", y que "subestiman" su "solidaridad" y su "amor por la diversidad", así como su "sed de justicia".

Por otra parte, puso en valor la necesidad de tener instituciones comprometidas con el clima, el feminismo o la vivienda y con "proteger a los madrileños".

Bergerot relató cómo llegó a Madrid siendo una refugiada y la capital la acogió. "Yo llegué a Madrid de pequeña como refugiada de una dictadura que hacía desaparecer al que pensaba diferente. La historia de mi vida me enseña que la democracia es un bien preciado y frágil, y que no hay nada más honrado y valiente que defenderla. Aprendí también que Madrid es tierra de acogida, lugar de gente abierta y tolerante que no tiene miedo a lo nuevo ni a los nuevos ciudadanos, y es que hay pocas cosas más madrileñas que venir de fuera".