Según informaron los logopedas en una nota de prensa con motivo de la Semana de la Lactancia Materna, entre un 1,75% y un 4,8% de los recién nacidos presentan esta afección. Sus principales complicaciones son que puede “impedir o dificultar la movilidad suficiente para mamar de manera placentera y eficaz y puede tener consecuencias perjudiciales para el bebé y también para la madre”.

La logopeda pediátrica Silvia Romanillos explicó que “en España no existen protocolos de detección del frenillo lingual en la mayoría de los hospitales". Los profesionales sanitarios de Atención Primaria "tampoco suelen tener mucha formación al respecto".

Por eso, lo habitual es que "no se detecta a no ser que sea muy evidente de manera visible, es decir, que el frenillo se inserte prácticamente en el ápice de la lengua, y esto supone preocupación y malestar durante las primeras semanas y, a veces meses, lo que puede acabar en el abandono de la lactancia”.

No obstante, según la logopeda, existen pruebas que permiten valorar fácilmente el frenillo lingual corto, como son el Test de la Lengüita, de Roberta Martinelli, o la herramienta de evaluación de Hazelbaker. Por ello, Romanillos propuso “incluir esta valoración en los recién nacidos” con el objetivo de aumentar las tasas de lactancia materna y mejorar esas primeras semanas de maternidad a nivel de salud mental.