Desde hace varios meses, la policía estaba tras la pista de una red de inmigración ilegal que operaba desde Ecuador y España. La organización contaba con dos oficinas en las ciudades ecuatorianas de Zamora y Quito. Allí captaban a personas, entre las clases más desfavorecidas, bajo la promesa de un trabajo bien remunerado y su legalización al llegar a spaña, todo ello por 3.000 dólares.

Dada la precaria situación de estas personas, la organización les adelantaba el dinero y a cambio debían pagar el doble. De esta forma, firmaban letras y cheques, avalados por sus familiares, e incluso entregaban como fianza escrituras de terrenos o propiedades.

Desde un aeropuerto de Holanda, los inmigrantes viajaban hasta España simulando un viaje turístico. La organización les facilitaba el billete, las reservas de hotel y les daba instrucciones para evitar ue se descubriera la verdadera finalidad del viaje. Para ello, se aprendían lugares y monumentos que supuestamente querían visitar en nuestro país.

Al llegar a España, la realidad era muy distinta, ya que se les alojaba en viviendas de la red y se veían obligados a trabajar, sin contrato y con sueldos muy bajos, para pagar la deuda contraída. El temor a que la organización pudiera tomar represalías sobre su familia y a perder las propiedades facilitadas como aval hacía que fuese muy difícil denunciarl.

Una vez identificado el cabecilla de la banda, los agentes localizaron una vivienda de la calle San Mateo. Tras una vigilancia, Manuel C., que ya se encuentra a disposición judicial, fue detenido en las inmediaciones del inmueble.